lunes, abril 07, 2014

Victoria Ocampo, brillante, filántropa, discutible…


Foto Man Ray - Paris - 1922
 
          
Hoy es el aniversario del nacimiento de Victoria Ocampo en 1890, esa ariana que vivió su época, el siglo XX, a toda plenitud y que conoció a los principales personajes de su tiempo y a muchos los alojó en su casa de San Isidro o en la de Mar del Plata.
 
 
 
 
Tagore & Victoria
 
Entre ellos, a Rabindranath Tagore, de quien se cuenta que se enamoró platónicamente y que le dedicó este primer poema:

Mujer, que llenaste de tierna belleza

mis días de exilio,

y me aceptaste en tu cercanía

con una gracia pura

como la sonrisa de la estrella desconocida

que me saluda

mientras estoy a solas en el balcón,

fija la mirada en la noche austral.

 

Llegó la voz de lo alto: “Te conocemos

            pues llegas de la oscuridad del infinito

como nuestro huésped, el huésped de la luz.”

Así, con la misma voz fuerte me gritaste:

            “Te conozco!”

Y aunque ignoro tu idioma, Mujer,

            lo escuché expresado en tu música:

“Tú eres siempre nuestro huésped en esta tierra,

            poeta, el huésped del amor.”

San Isidro, octubre de 1924.

Traducido por el mismo Tagore del bengalí al inglés.

 

            No voy a hacer una biografía suya. Pero muchos de los que en un momento tuvimos la tentación a su denuesto especialmente por razones de sectarismo político  [no nos olvidemos que estuvo presa por antiperonista en 1953 durante casi un mes], no podemos  -cuando retomamos los personajes y los hechos desde una perspectiva más amplia, sin fanatismos, sin fervores ciegos-  dejar de darle un lugar preponderante en nuestra historia   -fue la única mujer latinoamericana en los  Juicios de Nürenberg-  y en nuestra literatura, así como en nuestro conocimiento y, por lo tanto, en nuestra sensibilidad.

Desde Sur  y por Sur  llegamos a conocer y disfrutar lo mejor de la literatura argentina e internacional  -y no sólo europea- como algunos pensábamos. También estaban los Krishnamurthi y el mismo Tagore. Además de grandes como Malraux, Camus, Roger Calloit, Waldo Frank,  Graf von Keyserling, José Ortega y Gasset,  Drieu La Rochelle, Henry Miller, Jacques Lacan… por nombrar algunos.

            En 2008 la Fundación Sur  encontró tres textos inéditos.  El segundo está dedicado "a Monsieur Edmond Rostand" [1868 – 1918], el poeta y dramaturgo francés, tal vez el más conocido en la época de nuestro Centenario, sobre todo por Cyrano de Bergerac, de 1897 y Les Romanesques de 1894 y el escritor preferido de Sarah Bernard.  Evidentemente es un poema de juventud… Se lo da por un soneto, aunque no da la métrica clásica.

Aquí va, Victoria, la femme du monde…

A Monsieur Edmond Rostand

Me gusta, triste, soñar por la tarde, cuando tañe la hora,

sea con el céfiro perfumado de la primavera

o de un invierno helado la brisa monótona

que de las campanas me trae un sonido claro y vibrante.

 

Me gusta imaginarme en una playa bretona

con su arena de oro y el océano inmenso

y la queja sin fin de las olas que resuena,

esas olas de tono glauco y espaldas de espuma.

 

Amo esos días de verano donde el sol cálido brilla,

el pájaro vuela borracho de luz y gorjea,

las flores perfumadas lo embalsaman todo y el prado es tan verde!

 

Pero lo que llega más a mi alma sensitiva,

lo que la hace llorar y la cautiva

es escuchar, oh Rostand, cantar su alma en verso!

 

® © Ana Sebastián, Reflexiones impertinentes.

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