lunes, diciembre 21, 2020

Solsticio de verano 2020

 

 

25 años es mucho!!

 

 

Hoy ya se produjo el solsticio de verano en nuestro país a las 10.03 de la mañana.

 

Y según dicen los astrónomos, después de veinte años hay  espectacular conjunción entre Júpiter y Saturno y según dicen los astrólogos, entraremos en la Era de Acuario.

 

Hoy hace 25 años yo estaba internada por tercera vez en el Hospital Méndez para una tercera operación en el término de cuatro meses Hospital Julio Méndez por un cáncer al que sobrevivo después de enésimas operaciones.

 


Hoy hace 25 años ahí me enteré de que se había muerto mi suegra  -aunque nunca me casé-, otra de mis segundas madres, Catalina Álvarez, Cata… 

 

La última vez la había visto en el Sanatorio San Patricio de la calle Condarco, desastroso, lamentable... Creo que al final lo cerraron. Si no, lo tendrían que haber cerrado.

 

Mujer hermosa, vivida, sufrida...




Fumadora empedernida, actualizada, con un dejo de tristeza que trataba de ocultar...


  Con vos abrazándola cuando eras chico


Estuvo en 1980 en Amsterdam y fue muy feliz, aunque nada la sorprendía... salvo el paisaje y la gente. 



Cata adelante, Mariano & yo en A'dam 


  Mariano con su abuela paterna y su bici


En los últimos tiempos tenía anorexia senil... 

Se alimentaba a café y un vasito de tinto barato... mientras miraba el mundo desde su ventana en Paso del Rey...

Hace 25 años que se nos fue.

Vos trajiste sus cenizas al día siguiente a nuestra casa y mi tía Elvira tocó la urna con cariño, con compasión.

Yo ya había salido y estaba en la cama, pero en casa y mi abuela Ana que estaba cumpliendo ese año sus 101 años, me llamaba para que bajara del dormitorio y fuera a brindar con ella. Y yo no podía ni moverme....

Y ella no sabía qué había pasado con Cata y quería brindar conmigo...




Abuela Ana, mi viejo, Mariano y yo en su cumple 80!!!
..  

Llegó a los 103... Mañana cumpliría 126 años!!!

Hoy al atardecer cuando se produzca esa conjunción rara entre los astros seguro vendrá Cata como una luciérnaga a saludarme.



Y mañana a la misma hora crepuscular escucharé a mi abuela Ana llamándome...

Y brindaré, aunque sea a solas, por ese calor que nos supieron dar, mi abuela con sus locuras y su tenacidad ante las adversidades de la vida y Cata con sus luces y sombras de mujer sensible, aguantadora, pero decidida...

 

He aquí un poema que compuse hace mucho para Cata...

 

Una mujer sin estridencias


Ella casi no tenía nombre.
        Una foto en blanco y negro
        de una mujer bella,
        rostro magro bajo el cuello de piel
        de un abrigo
        de los años cuarenta.
        Mujer sin estridencias
        de galán de radioteatro de moda.
        Sombra de fabriquera
        que tuvo que competir
        con la sombra de las admiradoras,
        las fans, los amores del galán,
        con la misma sombra
        de la primera Evita recién llegada
        y de la Evita poderosa, Hera del sur,
        pero aún con la memoria de Evita.

        Ella misma la sombra fabriquera que fue
        tras el galán de radioteatro
        con voz de radioteatro
        con dos hijos del galán
        para la vida difícil,
        para ese mal de Otelo
        para melodramas en confiterías de moda
        con amenaza de pegarle o pegarse un tiro
        delante de las amantes famosas o casi….

        Llantos que no se enjugan
        hasta que un día
        aparece el perfil del amigo
       del galán de radioteatro
       y ella se deja enjugar las lágrimas…
       ¿Enamorándose?
       Nadie lo sabe bien.
       Conviviendo con ese amigo,
       la sombra del galán que no sería.
       Conviviendo con esa vida de todos los días
      - no la del radioteatro- la real real,
      la vida del tedio,
      de la paciencia y la impaciencia,
      la de la rutina, la cama y la poca plata,
      la del desgarro.

     Amor de segunda hasta que la muerte los separe
     y lo convierta en amor de primera, el que estaba y ya no está.
     Y entonces pocas palabras, poca comida.
     Cigarrillos y un vasito de vino y silencio….

     Hospital también de segunda,
     de obra social de jubilados y….
     cenizas que durmieron en nuestro living
     una noche de verano todavía calientes
     ofreciendo volcanes en fuga, fosforescencias
     en las paredes blancas de desconsuelo.

     Nadie sabe dónde se están enfriando esas cenizas
     para ponerles una flor.
     Había nacido el 13 de julio de 1913.
     Todos los 13 de julio alguien enciende una vela.
     Una foto en blanco y negro de una mujer
     bella de los años cuarenta sin fosforescencias.

     El día que la conocí me dijo:
     “Los demás me llaman Doña,
     vos, decime Cata.”


Aclaraciones: 

1. El galán de radioteatro y teatro era su esposo: Horacio Ángel Torrado, conocido artísticamente como Horacio Torrado, codiciado por innumerables mujeres. En los pocos años que lo traté, lo comprobé. Fue Secretario de la Asociación de Actores que funcionaba en la Casa del Teatro y murió muy joven. Fue despedido por su entonces ayudante o asistente, un joven actor, Luis Brandoni. 

         Horacio Torrado 


2. Su segundo compañero de vida era Juan Carlos Beltramea, cuya ida le causó mucho dolor. He aquí una foto todos juntos.

Juan Carlos - Lu - Cata - Mariano & yo

3. Sus cenizas  -que cuando escribí el poema no sabía dónde estaban- descansan en una urna en su casa de Paso del Rey. 


                                    ©®Ana Sebastián, Memorias impertinentes.

 

 

 

miércoles, noviembre 11, 2020

 

Los fantasmas familiares

 

«Lo importante no está en llegar, sino en seguir.»

San Agustín

en  versión Dr. Hipólito Jesús –Tuco- Paz.

         

           Abuelo Ramón Sebastián - Marzo 1921

         Siempre hubo historias de fantasmas.

Los fantasmas son espíritus que rondan cuya presencia a veces se corporiza. Y en las familias -aun las mejores familias-  siempre hubo fantasmas, espíritus familiares.

         Los fantasmas o espíritus familiares son diferentes de las ánimas en pena que son almas de un cuerpo que encontró su muerte en mala hora, mala forma, cumpliendo un mal destino y que, salidas del Purgatorio, deambulan buscando por el mundo consuelo, reposo y paz.

         Los fantasmas familiares son una metáfora de seres vivos o muertos cuya memoria acompaña al resto de sus humanos en forma de anécdotas, recuerdos, hechos de un pasado, huecos que, de vez en cuando, se rellenan con ese espíritu. Aun actitudes, gestos que tienen una referencia fantasmal que no son nuestros, pero que los tenemos.

Como prueba de esa impronta espiritual, de pronto hacemos un gesto o tenemos una actitud, unas palabras que no son esencialmente nuestras, sino de ese espíritu familiar que está en nosotros e incluso nosotros nos sorprendemos en las melancólicas presencias de lo que no está: un beso dado de las buenas noches a alguien que dejó el agujero de su ausencia.

         Los fantasmas en las familias no son un hecho nuevo, son un hecho en vías de extinción porque los agujeros del alma los llenamos con las películas de cuarta de la televisión o con el partido del equipo que nos gusta o con un videojuego o con el celular y las redes sociales.

         En las familias constituidas por ambos padres, lo que los sociólogos llaman «familia nuclear», la base, según dicen, de nuestra sociedad, los fantasmas, los espíritus familiares de ambas ramas, materna y paterna, se patentizaban o corporizaban de vez en cuando: la madre que llega a casa y deja de ser la suegra que se menciona en ausencia, el tío bohemio marinero, el actor de la legua, la tía que dio el mal paso. Todos espíritus extraños a la cotidianidad que llenaban la mitología familiar y un día inesperado hacen su aparición.

         Evidentemente la concepción de la familia actual suele ser diferente -monoparental o multiparental o con padres del mismo sexo-. No sé si los fantasmas tendrán otros comportamientos. Tal vez son más en cantidad, tal vez los ancestros vienen en marea confusa de fantasmas de todo tipo o son menos en la familia monoparental o son diversos, aunque creo que casi  siempre hay fantasmas en su haber.

Tal vez uno cercano, aunque calladamente doloroso, el del ausente.



       Yo crecí sobre todo con el fantasma de un abuelo rebelde y afable, Ramón Sebastián –padre-, con gran coraje que llevó a la acción por su gran sentido de la justicia, de lo humano, de lo social y le costó un proceso junto a su cuñado Héctor Robiglio en Azul. 

           Hace ochenta y nueve años se quitó la vida –o se la quitaron- la tarde de siesta de un 11 de noviembre de 1931 en la casa en que vivía en Benito Juárez, habiendo cumplido treinta el 3 de noviembre... -según su certificado de defunción.

Un fantasma al que, por supuesto, no conocí porque murió cuando mi padre tenía seis años...

Después tuve el fantasma de mi madre ausente que se autorrecuerda en gestos y expresiones que me encuentro repitiendo sin querer y ahora tengo uno que desde hace más de dos años se me transforma en estrellita por las noches...

Creo que los fantasmas más dolorosos son los que dejan huecos, vacíos... Aunque sabemos que están ahí, al alcance de la mano, al alcance de cualquier recuerdo que se despierta sin que uno sepa por qué de golpe, que nos desvela en las noches, que nos hace reír, llorar, temblar en durante un día de calor...

Están ahí y forman parte de nuestra vida y de nuestros comportamientos, de la formación de nuestros gustos e inclinaciones como me pasó y me pasa con mi abuelo Ramón cuya historia no termina aquí... sigue... se prolonga... me dicta hasta textos...

Están ahí...

Sólo que no responden.

O responden nada más que en nuestra alma, en nuestra mente.

         Están ahí...

Y por eso también creo que les tenemos que dar nuestro acostumbrado besito de las buenas noches...

Y entonces puede ser que en algún momento se corporicen y nos ayuden a seguir...

        

          Ver posts anteriores!!!


® © Ana Sebastián, Memorias impertinentes.

Texto original abril 11, 1998.

Encontrado, nov. 10 & corregido, nov. 11, 2020.

 

sábado, octubre 31, 2020


 Blue Moon –  Luna Triste.
 

    Hoy es la noche.
 

La luna no se verá azul...




Así se llama a la segunda luna llena del mismo mes. 

Se verá enorme y blanca.

 

La luna es blanca y no debería traducirse como “luna azul” con los antecedentes históricos que se mentan, sino como Luna triste porque blue [del galés antiguo era blawr  tenía el significado de ‘gris, deslucido, deprimido, melancólico’ que vendría del propio antiguo alemán o y proto germánico blæwaz  y también del viejo anglosajón blao que en danés quedó en blaa, en antiguo frisio blau, en sueco, en neerlandés, blauw y en alemán, blau]  es también ‘triste, melancólico’. 


De ahí los famosos blues.

 

Ésta es la primera versión de la canción Blue Moon que luego fue un éxito internacional y cuyo autor fue

 Al Bowlly

[Mozambique, enero 7 1899– London bajo bombardeo, abril 17,1941].

Blue Moon



You saw me standing on a long
without a dreaming my heart,
without a love of my all
Blue moon...


You, you just what i was there for,

you had me say not pray for

someone I really could care for.


And then there suddenly up here before me...
The only one my arms will ever hold,
I heart somebody whisper «please, adore me».
And when I looked the moon have turn to blue
Oh, blue moon!

Now im no longer alone
without a dreaming my heart,
without a love of my own...
Blue moon!!!

And then there suddenly up here before me
the only one my arms will ever hold
I heart somebody whisper «please, adore me»
and when I looked the moon have turn to blue...

Oooooohhhh!!!
Without a love of my own.



Otra de sus versiones subtitulada


Y ésta es una de las más populares, la más jazzística, la de The Marcels 




Octubre 21 - 2020.

viernes, octubre 30, 2020

 

Marc chagall

[Vítebsk, Bielorrusia, julio 7, 1887 –

+ Saint-Paul de Vence, Francia, marzo 28, 1985]

 


Seul est mien

Poèmes #12 - 1968
 

Seul est mien

le pays qui se trouve dans mon âme.


J’y entre sans passeport

comme chez moi.

Il voit ma tristesse

Et ma solitude.

Il m’endort

et me couvre d’une pierre parfumée.

 

En moi fleurissent des jardins.

Mes fleurs sont inventées.

Les rues m’appartiennent,

mais il n’y a pas de maisons.

Elles ont été détruites dès l’enfance.

Les habitants vagabondent dans l’air

a la recherche d’un logis.

Ils habitent mon âme

 

Voilà pourquoi je souris

quand mon soleil brille à peine

Ou je pleure

comme une légère pluie

dans la nuit.

 

Il fut un temps où j’avais deux têtes

Il fut un temps où ces deux visages

Se couvraient d’une rosée amoureuse

et fondaient comme le parfum d’une rose.

 

A présent il me semble

que même quand je recule

je vais en avant

vers un haut portail

derrière lequel s’étendent des murs

où dorment des tonnerres éteints

et des éclairs brisés.

 

Seul est mien

le pays qui se trouve dans mon âme.

 

                                                     Seul est mien  

                    L' Odyssée

Marc chagall

Sólo es mío

Poemas #12 - 1968 

 

Sólo es mío

el país que se encuentra en mi alma.

Entro sin pasaporte

como a mi casa.

Él ve mi tristeza

y mi soledad

me duerme

y me cubre con una piedra perfumada.

 

En mí florecen los jardines.

Mis flores son inventadas.

Las calles me pertenecen,

pero no hay allí ninguna casa.

Estuvieron destruidas desde la infancia.

Los habitantes vagabundean en el aire

en busca de un hogar.

Viven en mi alma.

 

Es por eso que sonrío

cuando mi sol brilla apenas.

O lloro

en la noche

como una lluvia ligera.

 

Hubo un tiempo en que yo tenía dos cabezas.

Hubo un tiempo en que yo tenía dos rostros.

Se cubrían de un rocío amoroso

y se fundían en el perfume de una rosa.

Ahora me parece

que, aun cuando retrocedo,

voy para adelante

hacia un enorme portal

detrás del que se extienden los muros

en los que duermen los truenos muertos

y los relámpagos estrellados.

 

Sólo es mío

el país que se encuentra en mi alma.

 

®© Ana Sebastián, versión libre, oct.2020.      

jueves, agosto 27, 2020

 Mi madre, Celia Vázquez, cumpliría 95 años...



Siempre saludable, un día se enfermó y a los dos años murió, joven, tenía cincuenta y dos años...

 

En esa época no había ni controles ni medicinas para el cáncer de mama...

 

Justamente el 27 de agosto de 1977, nuestra vecina, Doña Noemí Castagna, nos vino a avisar que nos buscaban y nos iban a matar... Alguien nos había contado que te sacaban a tus hijos y decidí irme...


No fui a despedirme porque ya estaba tan grave que seguro, si la veía, no me iría a ningún lado... La llamé por teléfono... y sólo vi antes de irnos con Mariano a mi tío abuelo Ángel en el Imperio de Chacarita y a mi papá en el reciente Albor de Cabildo y Federico Lacroze.

 

Agradezco a Luis que en la Nochebuena de 1977 cuando estábamos en el Hotel Cok todavía, me insistió para que la llamara... Yo no quería llorar... Pero la llamé.  Me respondió y me dijo que no se me ocurriera volver de ninguna manera, que me quedara donde estaba y que le diera un beso enorme a Mariano que, desde su nacimiento, era como su sol...  [No le quise decir que Mariano estaba internado por una infección que le deformaba el costado izquierdo de la cara y que ya traía de Italia, de Morlupo y después sabríamos que era causada por su oído y que derivaría no en una sino en varias operaciones.]

 

Después me enteré  -por mi padre-  de que en patota nos habían ido a buscar a su casa... Ella estaba ya moribunda... Le dijeron sabían dónde estábamos  -en Brasil-  y que nos iban a traer y matar delante de ella... Nunca sabré quiénes fueron los ...

 

Pero siempre agradeceré haber hablado con ella esa última vez... Casi un mes después, ya en el Hotel De Wilde, el día antes de mi cumple, recibí una carta de mi padre y se me cayó el recorte del aviso fúnebre... 

 

Aunque no teníamos plata y nos vestíamos con la ropa donado que habían juntado en el Andreas Ziekenhuis  -el hospital en donde no permitían a los padres quedarse de noche con los hijos-, las dos hermanas maestras jardineras cuidadoras de Mariano que me veían siempre con la misma ropa y que nos habían dejado en el Hotel, Luis fue a comprar un soporte de una foto de mi madre con Mariano en brazos...

  



Después le escribí dos poemas, Castigos y Cáncer... 

Cuando mi oncóloga, persona increíble por su sabiduría, su sensibilidad especial, su gran cultura y su sentimiento, más de veinte años más tarde vio mis dos poemas sobre el Cáncer en Objeto directo en 1999, me dijo: “En éste no te referís a tu cáncer...” 


Y era así, era el que le había escrito a su cáncer hacía mucho.

 Cáncer           

                        a Celia, madre

 

Largas agonías

como tardes sin crepúsculo

pensamientos hechos

rehechos,

contrahechos

y atrás de todo,

la muerte, la soledad.

        

    Además le había escrito Castigos, otro poema.  


CASTIGOS



Hoy es domingo en el cielo

y a esta altura de la muerte

mi madre le estará planchando 

las camisas a dios

y dios como es domingo escuchará fútbol

y desoirá los rezongos 

de mi madre

y la amenazará con un 

infierno mayor que el de planchar

camisas celestes 

y mi madre fruncirá la frente

y puteará por atrás

y se acordará de mí puteando 

de amor por teléfono de mí sin alma

de costurerita

de planchadorcita

y sin que dios se dé cuenta

le prenderá una vela 

a mi alma que es del bando de los vencidos

y dios indiferente a las arrugas de mi alma

seguirá discutiendo si ese gol

era o no un orsai.


©® Ana Sebastián, Yuyo verde – Noticias, Buenos Aires, 1988



 

        Hace poco, después de la muerte de Mariano que seguro está con ella, revisando papeles y artículos y cartas, y notas ponencias y cientos de originales, encontré este poema  -del que no tenía ninguna idea de su existencia- que le había escrito para su cumpleaños número 37, cuando yo tenía 14 años...

 

Poema adolescente, seguro, pero nada falaz...

 

 

Agosto 27, 1962.

                          Mamá:

                                               Sólo estas palabras brotan de mi corazón.

 

Hada que de noche venís

a ocupar mi lugar del corazón.

Hada de cariños y ternura,

triste amor de mi amor.

Dulce camino de rosas

por mi vida trazaste.

Dulce ambición por lo justo

que a mi mente enseñaste.

 

Aurora de mi vida,

engendradora de ilusión.

 

Luz siempre encendida,

vara mágica de un sueño

que se hará verdad.

 

Y yo, más que hija, seré amiga

que toda su existencia agradecerá.

 

Ser de fantasía hecha realidad.

Noches de dolor hechas amor.

Desgracias y sufrimientos en el corazón.

Sólo sos lo mayor: Mamá.

Ana Sebastián, 1962.