martes, mayo 29, 2012




A Gerardo César Burgos, el Negrito,
y al Churi Escribano
que murieron en combate una tarde en Turdera hace cuarenta años, juntos en la hora última,
jugándose  -equivocados o no-  por sus ideales sin que nadie les pagara ni un mísero peso... que nos enseñaron como tantos otros el sentido de la palabra "compañero"  en esos tiempos de peligro y de pocas palabras..., sin pensar que algún día existirían los apropiadores mercaderes de la memoria...

A ambos, parcos de palabras y generosos en gestos, de actitudes humanas...,  uno tal vez todavía en el Cementerio Británico y otro, en el de Olivos  -no lo sé-, ambos con un exaltado poema mío  -de esos que sólo servían para que el Negrito los tuviera copiados bajo su almohada de la Villa Itatí en donde había decidido ir a vivir o para epitafio de nuestros muertos, poema con el que el viejo Dr. Carlos Escribano que un día supo decir que "se había él se había convertido en el hijo de su hijo", les había hecho grabar en una placa y que espero que esté  -que no haya sido robado por los saqueadores de bronce- que si no me equivoco decía algo así, no me acuerdo muy bien: "... y por el milagro de esta vida combatiente / hoy somos, dulces guerreros, los vencedores de la muerte". 

¡Qué trágico! ¡Qué patétismo! ¡Qué muerte joven derramada para que otros se llenen de palabras de lo que no saben, de lo que no son, de lo que nunca serán!!!

Vaya este poema que un día amsterdamés escribí a la memoria del Churi y vaya la vela que hoy le prendo a sus almas que no son almas en pena... no son la luz mala... son la luz... de lo que la vida nos supo dar...


Respuesta a abril

Vendrá abril
y el Churi no irá
a la cita en el café terraza
con su cara de manzanita colorada
y María
que nunca fue María
no va a ser suya
tras los infiernos de Bernal.
Insolente
la patria oscura
lo habrá perdido para siempre
y la madre de Juan
en la galería de Valdenegro
no le dirá que se abrigue
que ya empieza el otoño
porque ahora
ya somos gente grande
y no podemos eludir
que empieza el otoño
y no tenemos abrigo suficiente.

Amsterdam, marzo 1, 1983.

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