jueves, mayo 05, 2016

Aclaración preliminar
                                    Este artículo fue una columna del programa de radio La mar del ángel de noviembre de 2003. Era hasta hoy un manuscrito perdido, entre tantos otros, que trato de digitalizar. Hoy apareció en la pila para pasarlo. Y cuando me dispuse a hacerlo me encontré con que -dadas ciertas circunstancias de público conocimiento- es muy actual. De ahí mi decisión de postearlo. 

DE SUBASTAS INTERNACIONALES Y VIVOS CRIOLLOS
        
El otro día se dieron a conocer detalles de la colección de obras y objetos de Jorge Luis Borges o relacionadas con él que se subastarán en Bloomsbury Book Auction el 20 de noviembre  -¡oh, casualidad!- el día de la de la soberanía. Y ahí saltó que hay veinte libros de la biblioteca familiar y algo que otro ejemplar que pertenecería al Patrimonio de la Biblioteca Nacional.


Borges firmando un manuscrito -
Foto: Sara Faccio

Nuestro amigo, el Director de la Biblioteca, Horacio Salas, tuvo que salir a responder y, entre otras cosas, manifestó que desde 1953 no hay un fichaje sistemático.
Yo no sé si leí mal. Pero lo que sí sé es que, mal que nos pese, nosotros y seguramente el mismo Horacio Salas que es amante de los libros en general y de Borges en especial, es costumbre  -y volvemos al tema de siempre-  nacional mal disponer de lo público y cuando no se lo destruye, si se puede comerciar, mejor. Si puedo hacerme unos manguitos mejor.


Nosotros, que fuimos estudiantes y docentes en universidades extranjeras, éramos sorprendidos dos por tres porque los libros de las bibliotecas públicas aparecían en casa de algún compatriota. 

Peor aún, muchas veces, cuando recorríamos la biblioteca universitaria, nos encontrábamos con algunos ejemplares con el sello de una biblioteca pública de acá. 

¿Qué pasaba y cómo pasaba? 

Lo que pasaba es que algún vivo de los nuestros viajaba a Buenos Aires o venía un pariente y con cincuenta dólares tentaba en épocas de devaluación a algún empleado público y se llevaba obras incunables de las bibliotecas de allá que luego, por donación, donaba a las bibliotecas públicas o universitarias. Y así, de esta manera, como de tantas otras, se demuestra una vez más que muchos de nuestros connacionales consideran lo público como tierra de nadie, elemento susceptible de ser no sólo maltratado, descuidado, destruido sino también susceptible de ser apropiado. 

Se roba el papel de los baños públicos, los toalleros, las perchas y hasta los picaportes. Por eso -y con mucho dolor- llamo a este país ¡el país sin manija! No nos debe extrañar que se roben hasta los libros incunables y que, incluso los compren aun los ignorantes y burros, los nuevos ricos que no leen y que tienen que llenar una estantería o la biblioteca de un estar improvisado.  

Ver también:
http://www.lanacion.com.ar/546364-a-dos-dias-del-remate-sigue-el-misterio-sobre-el-libro-de-borges

©® Ana Sebastián, Reflexiones impertinentes,16 noviembre 2003.





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