miércoles, febrero 11, 2015


PRIMERA FUNDACIÓN o PRIMER ASENTAMIENTO


 

         El día 2 de febrero, hace 479 años, seguramente un día caluroso, pero menos caluroso que las costas de Santa Catalina, un señor noble secundón que venía de las guerras españolas en Nápoles, cayó por estos lares, trayendo el mal del momento, el mal napolitano, la sífilis y una intención de sentar la base fundamental de lo que sería una gran ciudad en la América descubierta hacía menos de medio siglo. Llegó a esta costa occidental de ese río que alguien había reconocido como Mar y lo había llamado Mar Dulce. Era Don Pedro de Mendoza y Luján, Caballero de Alcántara.

Don Pedro de Mendoza y Luján
Caballero Alcántara
[Guadix, Granada ca. 1490 - +Oc. Atlántico 1537]

          Llegó con cruz y espada y buenas intenciones…
 
           Tal vez alguien trazó una cruz en la tierra como se estilaba y este asentamiento se declaró fundado y bautizado como Puerto Real de Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre –castellanización de la Virgen de Bonaria que veneraban los navegantes en el santuario levantado por los padres mercedarios en Cagliari, Cerdeña- también venerada por los navegantes andaluces como él.

 


Grabado de Ulrico Schmidl


         Buenos Aires, como se empezó a llamar y se siguió llamando -y espero que se siga llamando- tenía, además, sugestivamente, tenía una benignidad climática comparada con el infierno tórrido de los vientos del norte en las costas de Brasil.



Haciendo la 1ª Buenos Aires
   

Schmidl protagonista y testigo -
Cronista y grabador

         Sin embargo, a él lo volvió loco… Fue inhóspita.

         Los aborígenes –querandíes- no eran lo que ellos suponían… Y no se supo ver lo que otros siglos más tarde otros verían: que los green grows, que el pasto crece, que la tierra era fértil.
        
          En esa época los españoles buscaban minas, plantaciones naturales, algo que fuera fácil de explotar por la mano de obra indígena y luego por la negra. No estaban para trabajar y menos los nobles secundones y mucho menos para labrar la tierra.

         Para Mendoza fueron malos aires… Ya enloquecido por la sífilis, no habiendo bajado de la Não Magdalena, hizo voltear el timón  rumbo a España, adonde no llegaría, envió a expedicionarios al Paraguay y dejó algunos pobladores que, encerrados en una miseria sin futuro, terminaron comiendo no sólo ratas y caldo de cordones de borceguíes, sino que terminaron comiéndose entre ellos, constituyendo el único caso de antropofagia o canibalismo, como se lo suele llamar, que hubo en el Río de la Plata.

         Tan mala fama tuvo Buenos Aires que el Rey mandó a Alonso de Cabrera a incendiarla.


Ataque y destrucción según Ulrico Schmidl
 

         Sin embargo, otro audaz y visionario incursionaría unas décadas más tarde y la fundaría nuevamente. Pero esa historia con futuro la dejamos para más adelante.

         El 2 de febrero fue, por lo tanto, el cumpleaños de la Buenos Aires que no fue pero que algún día sería...


         Homenajeemos entonces, no maltratemos a esta Buenos Aires querida, “la capital de un imperio que nunca fue”, como diría Malraux, -y que ya no es, agregaría yo-, por su futuro y por el nuestro...


Original columa de radio de febrero de 1998.

® © Ana Sebastián, Reflexiones impertinentes, 2010.

 

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