sábado, marzo 30, 2013

historias de manquitud



HISTORIAS DE MANQUITUD

(No pongo manquedad porque remite
 a ese horrible neologismo publicitario de “maduridad”!)

"El cinismo consiste en ver las cosas como realmente son y no como se quiere que sean." Oscar Wilde. 

Hay mancos de Lepanto y mancos del espanto.
Hay mancos literarios y qué literarios.


Y mancos históricos y qué históricos!!!
Porque -independientemente de las preferencias de divisas-, nadie puede quitarle al General José María  -como lo sabría llamar Facundo Quiroga al ser vencido en la batalla de La Tablada-, que no tenía mano, el hecho de que tuviera lo que había que tener!!! “Da miedo pensar que lo puede alcanzar con su espada aquel manco…” que luego sería encerrado en y se casaría con su sobrina, Margarita Weild, que compartiría con él la prisión de Luján... Manquitud que no le impidiría escribir sus Memorias, huir, seguir peleando y, con el destino de tantos argentinos, vivir el exilio durante el que perdería a su amada..., volver...









Hay mancos deportivos como el manco Casa y deporpolíticos como el actual gobernador de la Provincia de Buenos Aires.
Hay mancos de nacimiento y mancos por accidente.

Y hay mancos truchos como Manco Capac al que todas las ilustraciones muestran agarrando bien fuerte con las dos manos la barreta de oro que algunos dicen que tal vez era de maíz!!! O tal vez agarraba las dos… el oro y el marlo... Chi lo sá!!!!

        Conocí mancos que eran mancos por obra y gracia de su audacia como Totó Jordán que se voló su mano preparando un caño  -término de la Resistencia Peronista extendido hasta la década del 70 para una bomba de fabricación casera-  que pretendía poner un 20 de noviembre ya ni me acuerdo dónde. 
        Lo conocía de antes de serlo, de JRP –Juventud Revolucionaria Peronista-  que dirigía junto con Gustavo Rearte y Eduardo Salvide allá por el 65 cuando sacaron la consigna del voto en blanco. 
        Yo era una pendeja y los admiraba a él y a Gustavo. Pero con mi manía de llegar temprano, un día que llegué demasiado temprano al Sindicato de Calzado de la calle Yatay 129 que nos prestaba el compañero Horacio Eyheralde en donde se iba a hacer un Plenario. El Sindicato todavía estaba cerrado y me senté en el umbral. Y ahí nomás llegó Totó y se puso a preparar su speech para nosotros, la base  -como se decía entonces-, y ahí vi que para eso se estaba tragando como un estudiante antes de dar examen el Discurso de Fidel a los intelectuales de 1961, un opúsculo que tenía ahí y que yo había leído hacía no sé cuántos años!!! Con la irreverencia adolescente, que yo supiera tanto o más que él,  se me fue el líder al carajo!!!  Al poco tiempo JRP se dividió  [nada raro] y no lo vi más.

En el exilio, supe que el Manco Franco –como lo llamaban-  estaba en Suecia. A fines de los ochenta incursionó por Amsterdam como un heart-breaker adulto rompiendo relaciones amorosas seudo-estables con la antigua historia de la causa de su manquitud y su halo heroico!!! Eso le trajo enemigos ya no por razones políticas sino por despecho. Allí un gran cínico que, gracias a él, había perdido su pareja solía autoconsolarse diciendo que la había conquistado con el muñón. O mejor, para ser leal a sus palabras, que la había conquistado introduciéndole el muñón en sus partes más pudendas!!!

Había otro manco famoso en el peronismo que también recaló en los países escandinavos sobre el que las malas lenguas decían que, en realidad, la mano no había sido volada por la preparación chapucera de un caño, sino que se la había cortado él mismo al cerrar la puerta…

Humor negro aparte, lo más factible es que ahora me salte algún imbécil diciendo que no se debe hablar de “mancos” sino de personas con capacidades diferentes en los miembros superiores.

Como estoy montada en una sola pata, medio renga por un esguince, y manca por fractura doble de muñeca para evitar que me mate un auto y, gracias a que no se me partió el cerebro ni me falló el corazón, me siento con inutilidad temporaria y no teniendo pelos en la lengua o, mejor dicho, en la otra mano, me puse a improvisar historias de mancos.


Y, para terminar, tal vez la que más recuerdo de mancos del espanto es la del Gral. Millán de Astray que, cuando triunfó el Frente Popular, con su afirmación de “¡Viva la muerte!”, un oxímoron perfecto, logró que Miguel de Unamuno le respondiera:



“… ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito “¡Viva la muerte!” y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente.
El General Millán-Astray es un inválido.
No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más.
Me atormenta el pensar que el General Millán-Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa…
Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor.
Todos los presentes me conocen y saben que soy incapaz de seguir callado.
Hay ocasiones en que callar es mentir, porque el silencio puede interpretarse como aquiescencia.
Aquí donde estamos es el templo del intelecto. Vosotros sois los que profanáis sus sagrados recintos. Venceréis porque tenéis la fuerza bruta, pero no convenceréis, porque para convencer tendríais que persuadir y para persuadir no tenéis lo que hace falta: la razón y el derecho.”



No hay mucho que agregar salvo que, gracias a dios, el auto no me hizo mancar el alma…

            No estaría de más un ”¡Qué lo parió, Mendieta!” ¿No?


®© A. S.  De Memorias impertinentes.

No hay comentarios.: