miércoles, mayo 04, 2011

La ciudad en que te conocí - óleo L. Labraña

Aquí comienza el artículo de Ana Moya salió en Premium de abril y en el que se podrá ver que no soy la única que se interesa por el devenir de nuestra lengua


Se nota que estas chicas crecieron haciendo las cuatro comidas: hablan con sujeto y predicado”. (Del periodista Marcelo Polino en TV, sobre las hermanas Escudero).

LA LENGUA ES LARGA…Y EL HABLA TAMBIÉN

La prueba de vida del idioma de los argentinos es el habla, que anda vivita y coleando sin pausa pero con la prisa de los tiempos que corren. Mientras, en el campo del honor se alistan los especialistas que pontifican sobre el buen decir y mejor escribir y los que bajan al llano, a registrar “el grano de la voz” y las andanzas de las palabras que se inventan y se ensucian como billetes viejos de tanto ir de mano en mano.

Los grandes diarios del mundo disciplinan propia tropa con manuales de estilo; y entre norma y estilo se debaten ensayos y diccionarios que suman ediciones tratando de no perderle pisada al idioma nuestro de cada día. De la última horneada provienen, por ejemplo Escribir en español. Claves para una corrección de estilo, de María Marta García Negoni: dieciocho capítulos que, con las últimas normativas de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española, iluminan el uso y la norma, cuestiones ortográficas, el acento, la tilde y los signos de puntuación. En otra cuerda y en menos de doscientas páginas El Porteño. Identidad y reivindicación de la lengua metropolitana, de Ana Sebastián, ofrece un registro pormenorizado de términos y expresiones del “argentino metropolitano”, que reemplaza al “porteño estándar”.

QUIÉN ES QUIÉN

“Una lengua se impone como lengua cuando determinado dialecto tiene el poder”, afirma Sebastián. Y la lengua de la metrópoli se impone porque “es donde está la concentración económica, política y de medios”, agrega. “El argentino metropolitano expande las fronteras porque toma el conurbano, donde el resto de las provincias están representadas, porque de ahí se toman términos. Una palabra como choripán no nace acá. Como tampoco un caso más viejo como pucho, que es una palabra quechua. En cierto modo, el del conurbano es un aporte tamizado de las provincias.”

También observa Ana Sebastián que las jergas del fútbol y del psicoanálisis ya están integradas al argentino estándar. La de la economía también, pero ahí siguen los cambios: “En 2004 era común oír palabras como pesificación asimétrica, corralito, etc. Nadie hablaba de retenciones o de distorsión de precios”. “En cuanto a la música, en realidad la cumbia villera y el rock chabón toman expresiones del estándar más que traspasarlas, aunque cada tribu entiende sus metáforas, sus códigos. La cumbia villera, como señaló Luis Labraña, es “una expresión de los jóvenes de ambientes de riesgo que, como sucede con otro tipo de expresiones, suele primero ser rechazada, luego criticada y finalmente admitida como algo pintoresco”. Muchos son hijos de inmigrantes de países limítrofes, pero se expresan con el tono y la pronunciación del argentino metropolitano para evitar ser señalados. “A veces un poco exagerado incluso, lo que denominaría el tono suburbano, fierita, diría, que agranda nuestro rehilamiento sordo [sh inglesa] arrastrándolo más en la y y en la ll con cierta gestualidad y lenguaje corporal propios. Sin embargo no se masifica por más que veamos a estos personajes en los múltiples programas de investigación sobre paco, noche, violencia, actuación policial, etc. La cumbia villera está asentada, pero no se expande como hace seis o siete años en que cerraba cualquier fiesta careta (casamientos, cumpleaños de 15, etc.). Ahora la sustituye el reggaeton. Estas formas tienen, para mí, su correlato barrabrava que, si bien la gente las entiende en el contexto, no las usa. No prenden en las clases medias. Formas como rescatate, gato, etc. no pasan tan fácilmente al estándar. Sí sucedió con Creamfields: empezó siendo elitista hace diez años y después se masificó. Aunque los cultores primitivos desprecian a los advenedizos como nuevos ricos: con que les vean asomar debajo el jean de tiro corto la marca berreta del calzoncillo, es suficiente”. Suma otros ejemplos: “Palabras como dj (pronunciada dishi), clavarse en el sentido de tomar, bicho, pasta, anfeta, speed, pastenaca, pepa, poper, trip, tripi, etc. (diferentes anfetaminas aluginógenas que obligan al consumo de agua), rush, crash no pasan al estándar. Si un joven adulto de este ambiente le dice a uno de sus progenitores: “Me clavé un bicho”, éste va a pensar que lo picó un insecto. Fuera de la tribu, a lo sumo se tiene una vaga idea de lo que es el extasy, pero nadie conoce el ice. Arena, para la mayoría sigue siendo la de la playa o la construcción y no lo asocian con el “campo, el sitio de actuación” y los mismos creamfields no saben que están usando el término que se usaba en el Coliseo para indicar el “lugar de la lucha” que pasó a las lenguas germanas y al inglés como “campo de juego”. Además, para los creamfields originales, sigue habiendo arenas vip y no todas las bandas tocan para todos”.

- ¿Cuál es el futuro de la sintaxis en los medios y en el reino del mensaje de texto?

“-Creo que los medios tienen una gran influencia en todos los comportamientos porque según quién dice algo, se prestigian o se desprestigian formas de la lengua. Es más fácil ver los cambios en el vocabulario. Sin embargo, es terrible la influencia que tiene el llamado español neutro” y aquí la especialista culpa a “la patria movilera, locutora y presentadora… se expresan con una sintaxis que se está modificando gracias a ese español que es una hibridación espantosa de recursos de subtitulado y doblaje … porque piensan que, de esa manera, tendrán acceso al mercado de trabajo de las cadenas internacionales”. Señala que se ha abandonado el empleo del pretérito indefinido: (antes se decía “comí”, ahora “he comido”). “Cada día oímos más el ¿cuán grande será...? cuando decíamos ¿será grande o chico? Cada día oímos más la superposición de preposiciones: Nadie se enoja, se ofende o se amiga con otro sino para con. Y sobre es la preposición que gana por afano y los que la usan no saben que están traduciendo directamente la sintaxis anglosajona. Llueve sobre Buenos Aires, colisionaron (equivalente mediática de “chocaron”) sobre la autopista, etc. Ni hablar del uso de a bordo. Llegué a registrar que alguien iba a bordo de su silla de ruedas!! Tampoco usamos el reflexivo en los casos correspondientes, copia del mismo origen: Argentina clasificó, el dólar cotizó... El dólar será muy importante, pero acá lo están animizando! Quiero aclarar que la lengua cambia y no me preocupa. Todo lo contrario. Me preocupan mucho más estos no percibidos cambios sintácticos, que los neologismos como mouse, e-book, tablet y tantos otros. Y me preocupan más que la ortografía sintética de los sms o del chat que son impuestos por la inmediatez de la comunicación. Más aún me preocupa que no haya una política sobre la lengua y que el aprendizaje y la capacitación lingüística, salvo excepciones, sean precarios”. (Ana Sebastián).

CAMBIA, TODO CAMBIA

“Luis Labraña trabaja con chicos de clase media pero también con gente que viene de Fuerte Apache. El observa que los chicos de clase media hablan como los otros cuando están con los otros. Y después pueden cambiar de registro del lenguaje. El tipo de clase baja y de poca escolaridad no puede salir de su manejo lingüístico. Entonces, se le quita un arma que además le puede servir para ascender socialmente.” Otro elemento que se desprende de la investigación es el paso del tiempo del histórico che. “Una cosa tan significativa nuestra cómo el che, que es el gentilicio de argentino, en los jóvenes va disminuyendo y se va incorporando loco, boludo, muchas veces sin el che al lado” (A.S.).

Ya advirtió Borges en El idioma de los argentinos (1927) refiriéndose a los escritores de las generaciones del 37 y del 80: "El tono de su escritura fue el de su voz; su boca no fue contradicción de su mano. Fueron argentinos con dignidad: su decir criollo no fue una arrogancia orillera ni un malhumor. Escribieron el dialecto usual de sus días: ni recaer en españoles ni degenerar en malevos fue su apetencia. Pienso en Esteban Echeverría, en Domingo Faustino Sarmiento, en Vicente Fidel López, en Lucio V. Mansilla, en Eduardo Wilde. Dijeron bien en argentino: cosa en desuso. No precisaron disfrazarse de otros ni dragonear de recién venidos para escribir. Hoy, esa naturalidad se gastó. Dos deliberaciones opuestas, la seudo plebeya y la seudo hispánica, dirigen las escrituras de ahora".

Lo cierto es que cada vez que se logró ese decir bien en argentino, el arte floreció y dio sus frutos. El teatro de los Podestá, por ejemplo, con su representación hablada de Juan Moreira, en 1886. Por esos años, las obras de autores nacionales eran llevadas a escena por compañías españolas y la gestualidad, la entonación, se daban de patadas con el ritmo de la frase y el vocabulario. Con las primeras compañías rioplatenses surgieron actores que hablaban como los espectadores.

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