viernes, mayo 29, 2015



EFEMÉRIDE SENTIDAMENTE TRISTE II

        Hace un año escribí sobre esta fecha tan triste en homenaje a Gerardo Burgos y a Jorge Escribano que murieron en la tarde de un 29 de mayo de 1972 en un tiroteo en Turdera. [Ver post de hace un año.] 
        Nunca nadie les pagó nada... nunca quisieron salir en la foto... nunca quisieron convertirse en estrellas de ningún show... Honestos, generosos, con sentido de lo cabal y de la palabra, valerosos y valiosos, se sentían combatientes por una patria libre, justa, íntegra... Fueron auténticos. Hasta último momento dignos!
        He aquí un poema olvidado que encontré casualmente y que hace referencia a ellos  y a otros como ellos que se presentaron en una noche de delirio.  




Gerardo Burgos
Jorge Escribano
















En la noche del Pirovano
los caballos aparecieron en mi frente.
Aparecieron potros salvajes en fila india.
Aparecieron amarillos
con nombres conocidos,
con nombres queridos.
Apareció Diego, la camisa blanca
agujereada de sangre buscando el río,
descabritado.
Apareció el Chino Burgos,
la ingenuidad perdida
que defendería con las uñas.
El Mar del Norte del que,
por ese entonces,
yo sólo conocía lo de las cenizas de Engels
enfriándose, desparramadas por la historia… 
pateaba con furia desbocada de caballo amarillo.
Atrás, de inmediato,
atrás, el Churi, desbocado bagual amarillo
con muerte en mocasines,
de pie, encaraba
para siempre a nuestros
progenitores.
¡Otra vez la barbarie, señores!
Estos vientos salados del norte
enloquecen a los hombres
y a los animales.
Y el Tano, potro sin vueltas,
sacrificado también
cabalgando en la furia
de granadas incesantes…
y Cristina casi imperceptible
entre la estampida de potros amarillos
ida también
para siempre
para que nadie nos nombre
siquiera
para que no se atreva
nadie…
ni en el delirio
ni en el insomnio
ni en los potros de la noche eterna
para que sólo se nombre
a los glorificados o a los ungidos…
Ellos, potros amarillos sin más
títulos que el anonimato,
por la gracia de Dios,
por la gracia de la Patria,
sin más retorno que
sin frente,
sin pies con mocasines
industria nacional
para enfrentar a la muerte,
y nosotros,
sin más que rodillas
para hincarnos ante estos caballos salvajes
que una vez galoparon sin freno en mi frente.

Escrito en Amsterdam,
probablemente entre 1980 -1983.
®© Ana Sebastián, Memorias impertinentes.

No hay comentarios.: