domingo, diciembre 12, 2010

Nuestra definición existencial

fragmentada y con otras reflexiones...

Siempre comienzo mis clases sobre materias tangueras parafraseando a Duke Ellington y diciendo que el tango es la única cultural original que Argentina le dio al mundo. Y ahora le agrego una cita de mi amigo, el escritor polaco Riszard Kapuzcinski: “para comprender la propia cultura hay que comprender antes las otras”. La identidad se realiza en concordia o en confrontación con la alteridad.

Por mi experiencia universitaria en Buenos Aires cuando estuve en la Universidad Nacional y Popular acompañando a Paco Urondo, a Héctor Schmucler, a Ángel Núñez, a Aníbal Ford, a Eduardo Romano, a Jorge Rivera y por la extranjera como docente en Utrecht y Amsterdam, puedo decir que dictaba Tango -como expresión cultural, su lengua, su desarrollo, su poesía- a nivel universitario en la Gemeente Universiteit van Amsterdam desde 1982. Hace mucho... mucho antes del revival del tango. Puedo decir que, después del revival, personas como Karel Kraaienhof -con quien íbamos junto con Luis Labraña y Juan Tajes de gira por los Países Bajos y Bélgica cuano él empezaba a tocar el bandoneón- logran dar cátedra bandoneón y tango en la principal escuela de Altos Estudios de Música de Europa, la Hoge Rijksschool van Utrecht.

Hubo y hay muchas políticas de diferentes gestiones para realzar al tango. Es un placer pensar que el tango va más allá de las políticas partidarias, que es una política de estado y que si algo puede aunar declaraciones y esfuerzos es el tango. (Tal vez los únicos que no lo tomen como tal sean los tangueros que algunos siguen con el tango del jopo y otros pretenden estar en la vanguardia. Pero en todos lados se cuecen habas.)

Me parece cualquier esfuerzo mancomunado por quienes saben y por quienes quieren al tango para hacer del tango un estudio superior es válido. Con estructuras y requisitos pertinentes. Pero sin demagogias sin banderías políticas, por favor.

Se superaron muchas barreras, muchos cambios y muchas desilusiones. Y lo importante no está en triunfar sino en seguir.

El tango es una gran atracción y un gran negocio no sólo aquí sino en el mundo y muchos vienen a Buenos Aires como a la Meca. De distintos lugares llegan a Buenos Aires como si vinieran a la fuente de la sabiduría tanguera. Pero sepamos que la sabiduría es una búsqueda que nace de la duda y no del empecinamiento doctrinario.

Finalmente... si la identidad no fuera como la lengua, como la cultura... nunca acabada, si no fuera como el río de Heráclito..., si, a pesar del movimiento y del cambio constantes, no tamizara rasgos que van quedando impresos, sedimentados, cuya sumatoria nos deja esa marca, ese sello, nuestra impronta porteña, la huella que dejaremos.

Si no fuera de ese modo, el tango no sería ese fenómeno original que nos caracteriza y determina, que nos señala y nos personaliza, nuestro signo identificatorio, nuestro puerto cultural más reconocido, nuestra puerta más auténtica al mundo, nuestra identidad y nuestra alteridad, nuestro ser y nuestro no ser, nuestro yo y nuestro nosotros... que a menudo sabemos más de intolerancias que de concordias...

Si no fuera así el tango no sería esa “posibilidad infinita”..., nuestra definición existencial bajo este cielo celeste celeste, bajo este cielo fullero con la cruz del sur.

© ® Ana Sebastián, 11 de diciembre de 2010.

Fragmentos de las palabras pronunciadas en el Cierre del año lectivo del Cetba - Hotel Abasto Plaza - Buenos Aires.

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