Al Tío Anta que se encerraba en la pieza para escuchar los partidos,
a la tía Elvi que, a sus noventa años, me volvía loca con sus comentarios futboleros cuando yo -enferma- me tapaba los oídos para no saber cómo iba el partido,
a mi vieja, gallina que, por condescendencia con el bostero de mi padre, se solía comer los sentimientos millonarios,
a María Cristina Mazzuchelli, nuestra Pouppée, N. G.: Soledad, que fue por primera vez con nosotros al Monumental una noche a ver un partido por la Libertadores y a la que no podíamos contener cuando sacaba su exuberante medio cuerpo fuera de la tribuna gritándole al árbitro cada vez que cobraba mal a favor de los visitantes: "¡sorete de luto!", enrojeciéndo su boca de puteadas y enardeciendo a los monos de la hinchada que se la querían comer o, mejor dicho, voltear, en el buen sentido...
a Néstor Sanmartino, a Cachito Jeréz y a los compañeros con los que nos íbamos al Monumental en los momentos más difíciles y de mayor clandestinidad,
a Don Enrique Puccia padre y a nuestro amigo el poeta Enrique Puccia, hijo, gallinas de gran cocoreo,
todos ellos que seguramente están hoy coreando en un cielo con la banda roja!!!
A Mariano Ruy, al que le tiré la camiseta bostera que le había regalado su abuelo desde nuestra ventana de Estomba a las vías del Ferrocarril Mitre, con el que fuera colgado en mi cadera a dar la vuelta olímpica después de dieciocho años y que transplanta la pasión riverplatense por donde va,
al Ing.Diego S., al que solíamos llevar con nosotros desde Martínez los domingos para luego volver a comer las delicias que nos preparaba su madre,
a Pacho, sin palabras, por los sufrimientos y alegrías compartidas,
a Pelusa, con el que íbamos también en los tiempos jodidos, con el que nos hablábamos en nuestros respectivos exilios y con el que volvimos a ir a la cancha después de nuestro retorno,
a Oscar del Priore y Liliana Rojas, gallinas tangueras de alto porte,
al Tordo Pedro, que supo llevar y traer nuestros mensajes a y de Devoto entre febrero y mayo del 73,
a mi vecinitos amigos Rodrigo, Gabriel, Nico, Rocío y a su padre,
a Lucas, alumno fan de Callejeros y gallina de ley,
a Boris en donde esté gritando los goles,
a Eli, mi compañera de aventuras y desventuras cotidianas,
a vos, con el que sufrimos y nos bajamos no sé cuántos Lotrial esta tarde para no morir de un infarto
y a todas las gallinas que siguieron en las malas y hoy, en las buenas,
CON EL AGRADECIMIENTO AL FRANCHUTE, A ALMEYDA Y TODO EL EQUIPO,
VIVAMOS ESTA ALEGRÍA ROJIBLANCA DE VOLVER A NUESTRO LUGAR DE PERTENENCIA!!!!
AL OBELISCO DE NUESTRA PASIÓN!!!!
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