Hoy, 13 de julio, repito uno de mis primeros posts en homenaje a la madre
de mi compañero de vida, una de mis tantas madres...
Una mujer sin estridencias
A Catalina Álvarez, mi supuesta suegra,,,
otra de mis madres...
Ella
casi no tenía nombre.
Una foto en blanco y negro
de
una mujer bella,
rostro
magro bajo el cuello de piel
de
un abrigo
de
los años cuarenta.
Mujer
sin estridencias
de
galán de radioteatro de moda.
Sombra
de fabriquera
que
tuvo que competir
con
la sombra de las admiradoras,
las
fans, los amores del galán,
con
la misma sombra
de
la primera evita recién llegada
y
de la evita poderosa, Hera del sur,
pero
aún con la memoria de evita.
Ella
misma la sombra fabriquera que fue
tras
el galán de radioteatro
con
voz de radioteatro
con
dos hijos del galán
para
la vida difícil,
para
ese mal de Othello
para
melodramas en confiterías de moda
con
amenaza de pegarle o pegarse un tiro
delante
de las amantes famosas o casi….
Horacio Torrado - nombre artístico de su
gran amor, Horacio Ángel Labraña Torrado
Llantos
que no se enjugan
hasta
que un día
aparece
el perfil del amigo
del
galán de radioteatro
y
ella se deja enjugar las lágrimas…
¿Enamorándose?
Nadie
lo sabe bien.
Conviviendo
con ese amigo,
la
sombra del galán que no sería.
Conviviendo
con esa vida de todos los días
-
no la del radioteatro- la real real,
la
vida del tedio,
de
la paciencia y la impaciencia,
la
de la rutina, la cama y la poca plata,
la
del desgarro.
Amor
de segunda hasta que la muerte los separe
y
lo convierta en amor de primera, el que estaba y ya no está.
Y
entonces pocas palabras, poca comida.
Cigarrillos
y un vasito de vino y silencio….
Hospital
también de segunda,
de
obra social de jubilados y….
cenizas
que durmieron en nuestro living
una
noche de verano todavía calientes
ofreciendo
volcanes en fuga, fosforescencias
en
las paredes blancas de desconsuelo.
Nadie
sabe dónde se están enfriando esas cenizas*
para
ponerles una flor.
Había
nacido el 13 de julio de 1913.
Todos
los 13 de julio alguien enciende una vela.
Una
foto en blanco y negro de una mujer
bella
de los años cuarenta sin fosforescencias.
El
día que la conocí me dijo:
“Los
demás me llaman Doña,
vos,
decime Cata.”
Aquí con Juan Carlos Beltramea, su segundo marido,
su hijo, su nietito Mariano & moi.
*Finalmente, luego de muchos años sin saber dónde estaban
sus cenizas se encontraron enterradas en el jardín de su casa...
©®Ana
Sebastián, 2006
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