jueves, octubre 12, 2017



12 de OCTUBRE - 

DÍA DE CRISTÓBAL COLÓN


  “Lo importante no está en llegar, 

sino en seguir…” 

San Agustín 


                 
Estatua de Cristóbal Colón en Buenos Aires
         

           Para muchos los 12 de octubre fueron siempre el Día de la Raza y en la escuela nos enseñaban que un genovés, Cristophorus Colombus -Cristóbal Colón- que había zarpado del Puerto de Palos de la Frontera, Huelva, Andalucía con tres carabelas La Santa María, La Pinta y La Niña, con marineros y con presidiarios que eran su tripulación para buscar las tan preciadas especias y que también este aventurero de Colón quería probar la redondez de la Tierra y una obra de tecnología, la brújula.


         También nos contaban que, cuando cundía el desaliento, un marinero sevillano conocido como Rodrigo de Triana, desde la carabela La Pinta avistó y gritó: "¡Tierra!" y esas carabelas que eran realmente cascarones en el Atlántico  -como se puede ver en la réplica de cualquiera de ellas-  llegaron a un lugar desconocido que luego se supo que era la Isla de Guanahaní, una de las islas Bahamas, y allí se encontraron con los arawaks - arahuacos - taínos, pueblos gentiles y no beligerantes...


         Después nos contaban que Colón, después de un interrogatorio sumario que le hicieran en su tercer viaje cuando alguien  -de esos que nunca faltan-  envió al Juez Pesquisador Francisco de Bobadilla a  Santo Domingo a ver qué pasaba y  Colón y sus más cercanos fueron metidos en una nave o não como se las llamaba y enviado a Cádiz adonde llegó el 25 de noviembre de 1500 y los encarcelaron en el Castillo de la Vill en donde estuvieron hasta que Isabel y Fernanda se enteraron de la situación y lo mandaron liberar y lo hicieron ir a Granada  y después de comunicarle que “su prisión no había sido hecha por su orden ni voluntad y, antes les había desagrado mucho, y lo proveerían de modo que serían castigados los culpables y se le darían entera satisfacción”.


         Todo vuelto a la normalidad, Colón siguió su curso y partió esta vez de Cádiz para su cuarto viaje el 1502.


         Volvería a Sanlúcar de Barrameda en noviembre de 1504. El 20 mayo de 1506 moriría en Valladolid adonde llegó enfermo. Se moriría  sin saber que había descubierto un mundo que tenía mucho más que especies. Ahí fue la primera globalización.


         Primero despellejado, sus funerales fueron en la iglesia de la Antigua y luego su cadáver fue al Convento de San Francisco. Tres años después su hijo Diego fue a buscar y con su primo trasladaron los restos de su padre a la Cartuja de Sevilla. Años más tarde,  muerto Diego em 1526, su esposa, la Virreina Doña María de Toledo, hace trasladar los restos de ambos desde Sanlúcar de Barrameda a Santo Domingo en un viaje en el que participa Fray Barlolomé de las Casas. Y allí estuvo hasta 1795 en que, debido al pacto entre España y la República Francesa se le cedió la Isla La Española y se ordenó trasladar los restos a la Catedral de La Habana en donde se encontraban hasta que España perdió la guerra con Estados Unidos de Norteamérica y ahí también retiran los restos y los llevan a la Catedral de Sevilla en donde ahora se encuentran. Recién hace pocos años se pudo comprobar que eran los restos auténticos gracias a los estudios comparados de ADN realizados por la Universidad de Granada en 2006 y comparados con los de sus otros descendientes que sufrieron menos peripecias.


         La primera vez que se conmemoró el 12 de octubre fue debido a una idea del Dr. Faustino Rodríguez – San Pedro que había sido Ministro de Educación en España y propuso  -siendo Presidente de la Unión Ibero-Americana- propuso la celebración de un día común y se eligió por lo simbólico el 12 de octubre. Se celebró por primera vez en 1914 en España y en Argentina fue instituído como Día de la Raza por Decreto del Presidente Hipólito Yrigoyen en 1917 y así se mantuvo durante décadas.


         Otras de las peripecias del pobre Colón, su hijo, los cronistas, en fin, es que, cuando se trata de ubicar sus en la literatura, los españoles lo meten en la española y la mayoría de los americanos los ponemos en la hispanoamericana. Si bien ellos traen su bagaje lingüístico  -aunque representaran al Reino de Castilla- , no justamente sólo castellano, también traen el andaluz, el genovés, el lusitano…, se encuentran ya con una serie de elementos que confirman lo que diría siglos más tarde Ferdinand de Saussure: la lengua cambia con el tiempo y con el espacio. Y estos que zarparon de las costas españolas no se van a encontrar con una naturaleza, otras razas, otras costumbres, otros fenómenos que no sólo van a marcar un cambio en los hábitos de la lengua. Sólo unos ejemplos: desde huracán a caníbal, de tiburón o caimán o iguana, de canoa, piragua a carey, de enagua a hamaca. Ni hablar de la comida: ají - tomate, maíz, maní, awacate o palta. O lo que ellos llaman patata –con sus derivados en casi todas las lenguas europeas- por haber confundido la papa con la batata. Y así como nosotros no podríamos ser como se nos llamó gente de a caballo, Europa no hubiera tenido un podido tener un Van Gogh que pintara Aardappelerseters – Los comedores de papa… Y ni hablar de XOCOLATL que, siendo náhuatl, se convirtió en una de las delicias del mundo y de los mejores productos suizos, belgas, holandeses, franceses.


         El 12 de octubre se celebra hasta en Estados Unidos de Norteamérica como Columbus Day.


         Pero no todo iba a quedar ahí hasta que a un señor de la calaña del Tirano Banderas o peor que cualquiera que haya imaginado a un dictador dentro de la novelística del realismo mágico, se le ocurrió  -teniendo patronímicos en –ez y –ía [bien ibéricos] no sólo cambiarle el nombre en su país. Tenía que venir a meter la cola de iguana en donde no sólo no correspondía sino que logró  -en tiempos de neohabla orwelliana-  que se cambiara el nombre de esta celebración también por Decreto por el Día del Respeto a la Diversidad Cultural.


         Pero no quedó sólo en eso… Mirando desde la Casa Rosada, al ver la estatua de Cristóbal Colón, sugirió que la estatua del Descubridor de América  -tal vez a alguno se le ocurre proponer también cambiarle el nombre al continente porque remite a un navegante y cronista italiano Américo Vespuccio- no podía estar en un lugar como el que estaba y no podía haber estatua de ese personaje nefasto porque era un conquistador… Bla… bla… bla… Confudir a un descubridor con un conquistador no sólo indica ignorancia sino prepotencia cuando viene del poder. Pero lo escucharon. 

 


       

               Y lo peor es que se ensañaron con la estatua que Antonio Devoto –que da nombre al barrio conocido homónimo-, ofreció en agradecimiento de la comunidad italiana residente en el país en el Centenario de nuestra Revolución de Mayo cuando se puso la piedra fundamental. La estatua de mármol de Carrara hecha por Arnaldo Zocchi en Italia y transportada en partes fue rearmada por él mismo e inagurada en 1921 a un costado de Paseo Colón  -que antes se llamaba 9 de Julio- frente al Puerto y a pasos de la Casa Rosada.


         Y lo escucharon tanto que la devastaron…


          Poco quedó sin destruir…

        Seguro que Cristophorus –el portador de Cristo- Colombus –paloma macho- no se amilana… Su alma de aventurero debe estar sonriendo en enésimas vidas y sabe que su nombre no es uno cualquiera. 

             No se amilana...


        ¡¡Adelante con Cristóbal Colón a su lugar de origen!!          

 

 


 ® © Ana Sebastián, Reflexiones impertinentes, 2017.

No hay comentarios.: