domingo, mayo 08, 2016


QUERIDA ZULMA LILIANA SOSA




     Hoy me desperté con la noticia de que te habías ido.

Sufriste mucho y hace unos meses pediste, por el inefable Facebook, que fuera yo la que te contestara cómo había hecho para pasar por tantas operaciones y seguir…

     Te fui a ver al Sanatorio Anchorena y me alegro tanto tanto de haber ido que hoy no me hubiera perdonado si no lo hubiera hecho.

Zulma, sufriste mucho y todo a causa –según me contaste ese día- de un o unos tipo/s que te tironearon para robarte la cartera. Y de ahí tus intervenciones en la columna… tus terapias intensivas… Me indigna que gente buena se vaya y muchos hijos de puta como ésos seguro sigan vivitos y sueltos por la vida…

La última vez que tu hijo Lucho Vázquez me dio con vos recién salías de otra operación y no me reconocías… balbuceabas…

     Espero que estés en un mundo mejor… “si es que hay un mundo para los que se piantan…” como diría Julián Centeya. Y ojalá que te estén dando la bienvenida tus seres queridos y, entre ellos, nuestro increíble y extrañado Enrique Puccia (h) que fue el que nos unió… nos hizo conocer y con quien supimos disfrutar tanto de lo que sostenía Paco Urondo, “lo mejor de la poesía [...] la amistad”!

Amiga, te vas pero estás.

Te prendimos una vela para que ilumine tu viaje como vos nos iluminábas y como tu recuerdo seguirá iluminándonos.



     ¡Buen viaje… Zulma querida!

     Este poema es de tu libro que me dedicaste justamente en mayo de 2006...


 







ESE PASADO CORPORAL



aún su belleza /

¿Por qué calla en las bodas /en el lecho

donde lumbre y cadera /

ceden su licor y continúan bebiendo /

y el péndulo incesante /

en la encubierta denigración

del modo?

nada es ajeno a la historia

que le sucedió /

escenas e imágenes… /

el consto de la recepción

no importa /

para el espectáculo basta /

un gemido…



(si hubiera sabido /

que arrastraba países /

hubiera pensado /

en algo más tranquilo)

Zulma Sosa: Sacó la lengua y le prendió fuego,

Libros de Alejandría, 2004.

                                                  Diagramación de la tapa: Stella Vergara

       sobre Mujer con un niño muerto de Kâthe Kollwitz.

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