PRIMERA FUNDACIÓN o PRIMER ASENTAMIENTO
El día 2 de febrero, hace 479 años, seguramente un día
caluroso, pero menos caluroso que las costas de Santa Catalina, un señor noble secundón que venía de
las guerras españolas en Nápoles,
cayó por estos lares, trayendo el mal del
momento, el mal napolitano, la sífilis y una intención de sentar la base
fundamental de lo que sería una gran ciudad en la América descubierta hacía
menos de medio siglo. Llegó a esta costa occidental de ese río que alguien
había reconocido como Mar y lo había llamado Mar Dulce. Era Don Pedro de Mendoza y Luján,
Caballero de Alcántara.
Llegó con cruz y espada y buenas
intenciones…
Sin embargo, a él lo volvió loco… Fue inhóspita.
En esa época los españoles buscaban minas, plantaciones naturales, algo que fuera fácil de explotar por la mano de obra indígena y luego por la negra. No estaban para trabajar y menos los nobles secundones y mucho menos para labrar la tierra.
Don Pedro de Mendoza y Luján Caballero Alcántara [Guadix, Granada ca. 1490 - +Oc. Atlántico 1537] |
Tal vez alguien trazó una cruz en la tierra como se estilaba y este asentamiento se declaró fundado y bautizado como Puerto Real de Nuestra Señora
Santa María del
Buen Ayre –castellanización de la Virgen de
Bonaria que veneraban los navegantes en el santuario levantado por los padres
mercedarios en Cagliari, Cerdeña- también venerada por los navegantes andaluces como él.
Grabado de Ulrico Schmidl |
Buenos Aires, como se empezó a llamar y se siguió llamando -y espero que se
siga llamando- tenía, además, sugestivamente, tenía una benignidad climática comparada
con el infierno tórrido de los vientos del norte en las costas de Brasil.
Haciendo la 1ª Buenos Aires |
Schmidl protagonista y testigo - Cronista y grabador |
Sin embargo, a él lo volvió loco… Fue inhóspita.
Los aborígenes –querandíes- no eran lo
que ellos suponían… Y no se supo ver lo que otros siglos más tarde otros verían:
que los green grows, que el pasto
crece, que la tierra era fértil.
En esa época los españoles buscaban minas, plantaciones naturales, algo que fuera fácil de explotar por la mano de obra indígena y luego por la negra. No estaban para trabajar y menos los nobles secundones y mucho menos para labrar la tierra.
Para Mendoza fueron malos aires… Ya enloquecido por la
sífilis, no habiendo bajado de la Não
Magdalena, hizo voltear el timón rumbo a España, adonde
no llegaría, envió a expedicionarios al Paraguay y dejó algunos pobladores que,
encerrados en una miseria sin futuro, terminaron comiendo no sólo ratas y caldo
de cordones de borceguíes, sino que terminaron comiéndose entre ellos,
constituyendo el único caso de antropofagia o canibalismo, como se lo suele
llamar, que hubo en el Río de la Plata.
Tan mala fama tuvo Buenos Aires que el
Rey mandó a Alonso de Cabrera a incendiarla.
Ataque y destrucción según Ulrico Schmidl |
Sin embargo, otro audaz y visionario
incursionaría unas décadas más tarde y la fundaría nuevamente. Pero esa
historia con futuro la dejamos para más adelante.
El 2 de febrero fue, por lo tanto, el
cumpleaños de la Buenos Aires que no fue pero
que algún día
sería...
Homenajeemos entonces, no maltratemos a
esta Buenos Aires querida, “la capital de
un imperio que nunca fue”, como diría Malraux, -y que ya no es, agregaría
yo-, por su futuro y por el nuestro...
Original
columa de radio de febrero de 1998.
® © Ana Sebastián, Reflexiones impertinentes, 2010.
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