miércoles, mayo 23, 2012

Obelisco - 76 cumpleaños - identidad & necedad argentinas





EL "NO SE DE QUÉ SE TRATA PERO ME OPONGO"



Los argentinos y la historia del Obelisco



en su 76 aniversario



Creo que hoy, en setenta y seis aniversario de la inauguración del tramo ancho de la Calle Corrientes que va desde Esmeralda hasta Carlos Pellegrini y del Obelisco en donde estuviera emplazado el templo de San Nicolás de Bari, nadie  -ni siquiera los más ortodoxos radicales que pensaban emplazar allí la estatua de Hipólito Yrigoyen- suscribiría la oposición tan tenaz de los dirigentes de ese partido a la ejecución y al emplazamiento de este monumento.



Estos monumentos piramidales vienen de la antigüedad egipcia y, trasladados por piratería cultural o copiados por admiración, hoy ornamentan varias ciudades. Los encontramos en Paris, en Amsterdam, en Washington.  De modo que no debe de extrañarnos que a los porteños de los años 30  - que tantos modelos edilicios tomaron-, se les haya ocurrido hacer este monumento que se convirtió, con el tiempo en el símbolo identificatorio de lo porteño.



Desde que fuera inaugurado por el Presidente Agustín P. Justo y el Intendente Mariano de Vedia y Mitre el 23 de mayo del 36 bajo una llovizna y un cielo gris similares a los de hoy, este Obelisco nuestro  -realización del arquitecto modernista Alberto Prebisch- que dijo: “Se adoptó esta simple y honesta forma geométrica porque es la forma de los obeliscos tradicionales... Se le llamó Obelisco porque había que llamarlo de alguna manera. Yo reivindico para mí el derecho de llamarle de un modo más general y genérico «Monumento»…”

  

El Obelisco fue originalmente mirado con desconfianza y después tuvo que soportar todos los motes, calificaciones: desde horrible, pelado hasta insulso y fálico.  Se lo etiquetó: "pinchapapeles de acero y cemento", "zángano", "tachuela monumental",  "fea estaca", "armatoste monstruoso de latón", "pene gigantesco", etc. Y generó una especie de obeliscofobia.



En los teatros de revistas, caricaturas, publicaciones, periódicos y viñetas se

hacía mofa de un monumento que no servía para nada.



Para el periodismo era un adefesio edilicio y se hizo permanente campaña en su contra hasta que, en 1939, el Concejo Deliberante resolvió demolerlo votando, por 23 votos contra 3,  una ordenanza que el Intendente vetó con el argumento de que entonces los monumentos eran patrimonio de la Nación y no de la Ciudad y el  Obelisco es un monumento.



Sin embargo, poco a poco, se fue imponiendo y se empezaron a levantar voces en su defensa.



El escultor Fioravanti sostuvo en Noticias Gráficas: "Lo que interesa es la ornamentación de Buenos Aires y esos cuatro planos que se elevan nos han de obligar a levantar nuestra mirada hacia lo alto y así miraremos el azul de las estrellas".



Héctor Basaldúa, artista plástico, escenógrafo del Colón, pronosticó: “Tendrá belleza y sentido".



Baldomero Fernández Moreno escribió un poema en una servilleta del Alvear Palace Hotel y se lo regaló a la Sra. María Mercedes Lerena, esposa de Prebisch. Hoy está inscripto en su lado sur. Lo compara con una "espada de plata refulgente" que la ciudad tenía guardada.



Tal vez la opinión más profética y acertada fue la de Alberto Lagos: "Será un símbolo para la ciudad".



Y así fue. No se sabe cómo empezó a encarnarse no sólo en el espíritu porteño  -no se podría imaginar Buenos Aires sin él-, sino que cualquier  turista lo identifica y lo busca en las postales.



Como el tango es el símbolo cultural, el  Obelisco es el símbolo monumental de nuestra ciudad.  Poco a poco se fue incorporando en la poesía en los mismos textos de los tangos, en las obras teatrales, en el cine.



El obelisco  -mudo como Gardel-   es el corazón latente de los porteños y la mayor prueba de esto es que cuando necesitamos llorar o reír colectivamente existe esa consigna tácita: ¡VAMOS AL OBELISCO!



De ahí que el Obelisco no es el lugar donde "se izó por primera vez la bandera nacional el 23 de agosto de 1913", sino el testigo de casi todas nuestras alegrías y nuestros dolores.  Y encima es elegido para todo tipo de demostraciones, cortes y piquetes no sólo porteños, también provinciales, nacionales e internacionales -uruguayos de Peñarol, colombianos contra su presidente-, populares y antipopulares sin ningún respeto por nuestro emblema que sufre las pintadas y graffittis de cualquier gil que se las da de vivo, especialmente cuando está en patota.



De un símbolo se convirtió en EL SÍMBOLO, pero, no nos olvidemos su historia y veremos que también es el símbolo de nuestra necedad.







DATOS TÉCNICOS:

Tiene la altura permitida por la edificación de la Diagonal para no quedar

desacorde: 67,50 metros discriminados así:



*      63 hasta la iniciación del ápice que tiene 3,50 x 3,50.

*      Ápice con cuatro ventanitas.

*      Punta roma y mide 40 cm.

*      Puerta ubicada hacia el oeste.

*      Interiormente tiene 200 escalones y 7 rellanos.

*      Pesa 170 toneladas.

*      Se levantó en 60 días.

*      Originalmente estaba revestido por 1320 m2 de lajas de piedras blancas de Olaen de Córdoba, pero como durante el gobierno de Ortiz hubo un accidente y se desprendieron varias, se lo revistió a partir de 1943 con revoque fino.

*      Hoy en día, debido a la profusión de graffitis y pintadas, tiene que ser limpiado y mantenido con pintura y esto implica un deterioro in crescendo.



RESPETÉMOSLO!!!

TIENE EDAD Y VALOR SUFICIENTE PARA QUE LO RESPETEMOS!!!



©® Ana Sebastián, 1997 - 2012.


1 comentario:

Sara dijo...

Muy bueno lo del Obelisco, lo desconocía. También hay obeliscos en Estambul. Exito para tu operación. Sara