/// sigue Ana Moya - 3ª parte y final
Y termina con dos destacados:
- “El otro día me encontré con Juan en la calle, hablamos un rato y nada, nos volvimos a ver anoche en mi casa.
- Y… ¿qué pasó?
- Bueno, nada, hablamos mucho y… nada, nos reconciliamos”.
Es una “nada” que lo dice todo sin decir nada porque, al no tener el rigor de un conector lógico, la interpretación queda librada a la interpretación del otro, puede querer decir: “entonces”, “luego”, “sin embargo”, o vaya uno a saber… (GabrielaYankelevich)
La profesora Lucila Castro cita en una de sus columnas el aporte de Elsa Irene Scopazzo: "Entre las etimologías fantásticas, cito una impunemente explicada en un programa radial. “No debemos decir aborígenes , sino pueblos originarios porque ab significa “sin”, o sea que serían pueblos sin origen. ¡Qué barbaridad! Ab es preposición
latina que significa “desde”, es decir, aborigen es el que está desde los orígenes, ya sean habitantes, plantas o animales”.(los guaraníes, los araucanos, el ceíbo, la yerb
a mate, los guanacos, el aguará guazú).
Hasta aquí Ana Moya.
VALE LA PENA SOBRE TODO PARA LOS QUE PIENSAN QUE NADA CAMBIA Y QUE LA LENGUA ES PURA Y QUE HAY UN BUEN DECIR Y UN MAL DECIR Y SOBRE TODO PARA LOS QUE SE NIEGAN A VER QUE REALMENTE TENEMOS UNA LENGUA PROPIA, EL PORTEÑO EXTENDIDO O ARGENTINO METROPOLITANO, UNA DE LAS TANTAS NEOHISPÁNICAS, DE LA QUE ESTAMOS ORGULLOSOS!!!
A quien le interese más, los remito a Reflejos de la lengua, Lengua y poder. El argentino metropolitano del que somos autores con Luis Labraña y a El porteño. Identidad y reivindicación de la lengua metropolitana, de mi autoría que pueden adquirir por este me
dio.
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