jueves, agosto 17, 2023

 

Oliverio Girondo
La rebeldía de un dandy poeta y pintor


[Buenos Aires, 1891, agosto 17 – Ibíd. 1967, enero 24]


En el sobre entreabierto de las sábanas blancas,

soy una larga carta que no tiene destino.”

 

         Nacido en una clase privilegiada en la Parroquia de San Nicolás, en pleno centro, a fines del siglo cuando Buenos Aires se estaba convirtiendo en ciudad cosmopolita, en una verdadera Babel en la que se oían todas las lenguas y los personajes más inconcebibles inundaban sus calles, fue el menor de cinco hermanos de una familia pudiente. De niño fue llevado a Europa en ocasión de la Exposición Mundial de Paris. Luego será alumno del Lycée Louis Le Grand y más tarde, en Gran Bretaña, cursará en el Epsom College.

Vuelto a Buenos Aires, estudió Derecho y se recibió de abogado.

A los veinte años funda con sus amigos una revista literaria que tendrá corta vida y que se llamará  Comedia. 

Viaja regularmente a Europa y en 1922 publica Veinte poemas para ser leídos en el tranvía cuya primera edición es de Argentuil, Francia.

Ya en ese momento Girondo es un poeta vanguardista. Sus poemas sorprenden por la audacia del lenguaje, por el abordaje de temas considerados poco poéticos, por la ruptura de la tradición, por el uso de la metáfora y por inclinarse a menudo a la prosa poética.

 

“Sobre las mesas, botellas decapitadas de champagne con corbatas blancas de payaso, baldes de níquel que trasuntan enflaquecidos brazos y espaldas de cocottes.

El bandoneón canta con esperezos de gusano baboso, contradice el pelo rojo de la alfombra, imanta los pezones, los pubis y la punta de los zapatos.

Machos que se quiebran en un corte ritual, la cabeza hundida entre los hombros, la jeta hinchada de palabras soeces.

Hembras con las ancas nerviosas, un poquitito de espuma en las axilas, y los ojos demasiado aceitados.

De pronto se oye un fracaso de cristales. Las mesas dan un corcovo y pegan cuatro patadas en el aire. Un enorme espejo se derrumba con las columnas y la gente que tenía dentro, mientras entre un oleaje de brazos y de espaldas estallan las trompadas, como una rueda de cohetes de bengala.

Junto con el vigilante, entra la aurora vestida de violeta.”

 

Este texto fue escrito y fechado en Buenos Aires, octubre, 1921 y se titula Milonga. Ese atrevimiento en el uso de la metáfora y de los distintos tropos literarios junto con la procacidad de pubis montados y jetas hinchas y al lado la sutileza casi lacónica de la frase final le granjerarán la admiración de los sesentistas.

 

Si nos contextualizamos encontraremos la razón de por qué Girondo era un provocador y no  sólo como poeta, también como dibujante, su otra vocación que desarrollaría sobre todo en los últimos años de su vida.

Girondo es un conspicuo miembro del grupo de Florida y de fundamental importancia en el renacimiento de Martín Fierro en donde publica su Manifiesto en 1924.

En 1925 aparece Calcomanías, su segundo poemario.

Con su compañera Norah Lange, que le fuera presentada en 1926 por Ricardo Güiraldes y con quien se casará en 1943, sigue viviendo part-time en Europa y en Buenos Aires en donde se re establece en 1931.

Un año más tarde publica Espantapájaros que publicita él mismo una manera escandalosa para la época de  una carroza funeraria conducida por lacayos con toda pompa y gravedad acarreando un espantapájaros gigante con un monóculo  y una pipa coronado con un petulante sombrero de copa. Todo esto en una ciudad pacata y dominada por el “qué dirán”. En una avanzada de lo que será luego el mercado, pone en venta su obra en la calle Florida y sus vendedoras son unas señoritas muy atractivas. Por supuesto, no se puede comparar con las tiradas actuales de poesía porque en un mes vendió, con este modo marketinero y novedoso, cinco mil ejemplares.

En 1937 publicará Interlunio, en 1942 Persuación de los días, publicado por Editorial Losada, y en 1946 aparecerá Campo nuestro. Ya por esos tiempos se empiezan a acercar a Girondo algunos poetas más jóvenes que lo admiraban, entre los que se encontraban Aldo Pellegrini, Enrique Molina y Mario Trejo y sobre los que no dejará de ejercer cierta influencia.

         Después de 1950 se vuelca más de lleno a la pintura y realiza muchos cuadros de tendencia surrealista que nunca expuso públicamente. Por esos años se dedicaba, además, a la traducción. Junto con Enrique Molina tradujo a Una temporada en el infierno.

En 1956 publica en edición del autor y con tirada limitada En la masmédula [luego habría otra tirada] en la que despliega toda su irreverencia y su talento creativo, en donde inventa palabras, sigue con esas metáforas que combinan lo sublime con lo sórdido como “las ideas que me duelen como muelas cariadas”,  en insomnios metafísicos en los que  termina de romper expresamente con lo poco que le quedaba de estructurado.

 Después de un accidente que sufriera en 1961, viajó con Norah Lange a Europa por última vez en 1965. Dos años más tarde moriría un tórrido día de enero.


Aquí: 

Norah Lange & Oliverio Girondo.


 





®© Ana Sebastián:  Bajando de la Torre -

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