SENTIMIENTOS
ENCONTRADOS…
Hoy iba a actualizar lo que posteé
hace dos años sobre el Día del Maestro y que ahora aparece abajo como El corso a contramano!!!
Pero de pronto me di cuenta de que
esta fecha es algo más que el Día el Maestro, que hoy es el 15º aniversario del
terror en el World Trade Center y me
puse a pensar en tantas cosas…
Y
mientras veía el homenaje a los muertos de las Torres Gemelas mi pensamiento
iba de un lado a otro como un títere loco…
Y
me acordé del golpe contra Allende.
Pensé en
el 11 de septiembre de 1973 cuando nos enteramos -sin web ni celular ni nada… nada
sincronizado como ahora- de ese golpe de Chile.
Y me
acordé de que estábamos entrando a la Facultad de Letras que estaba en el viejo
Hospital de Clínicas –hoy Plaza Houssay-
y nos topamos con Néstor Tirri que era ayudante en la misma cátedra que
nosotros y le dije: “¡Allende está
muerto. Dicen que se suicidó! Raro,
no?.” Y Néstor nos dijo con un gesto
tal vez de impotencia algo así como: “¡No,
no puede ser! Estás equivocada…” Néstor
trabajaba ya en Clarín y no lo sabía. Claro, él tendría que haberlo sabido
antes que nosotros, pero era época de teléfonos públicos -ni siquiera todo el mundo tenía fijos en su
casa, no se conseguían…
Y
me acordé de que a los dos o tres días se organizó la marcha contra el golpe a
la Embajada de Chile, la marcha de la Juventud Peronista y adelante iba una
bandera enorme de Chile que teníamos nosotros que nunca supe de dónde salió y
con la que cubríamos el descascaramiento de la pared de nuestro cuarto del amor
en la calle Antequera…
Y como ya
no eran buenos tiempos... adelante iba, entre otros, Cacho Ropero con su
monumental e impresionante físico que metía miedo, con Cachito, con Néstor
Sammartino, con Julito Goitía… los vándalos de Flores, como los llamaban… Y
coreábamos: “¡Vamos Chile, carajo!”
durante cuadras y cuadras y cuadras hasta llegar a la Embajada en Tagle entre Libertador y Figueroa Alcorta durante horas hasta quedarnos afónicos seguimos con el “¡Vamos Chile, carajo!”
Y
de ahí me fui a todos mis amigos chilenos en Holanda, los que están y los que
ya se fueron… Y me acordé de que unos decían que ese slogan típico chileno: “El pueblo unido…” es yeta. Por eso no lo canto nunca ni lo
termino ahora.
Y sentí
nostalgia de la hermandad que teníamos y de la solidaridad, de lo que
compartimos en la adversidad, de nuestro humor, de nuestro cariño…
Me acordé
del Gordo Carlos Ossa que se había venido aquí y trabajaba en La opinión y después se tuvo que ir a
Nederland, cerca de Rotterdam, hosco, al que no le gustaban los chicos pero le
encantaba que pasáramos con nuestro hijo horas y horas y horas. El Gordo Ossa,
un capítulo aparte de nuestra vida que me inspiró el cuento Martingala y de quien aprendí esas frases que suelo repetir sobre
la ignorancia.
Pensaba
todo esto entre las duplas de familiares o amigos que leían los nombres de las
víctimas en la Memorial Ceremony…
Ese día me desperté, prendí el
televisor mientras me desayunaba en la cama y no entendía nada…
Fui abajo
a llamar a mi compañero de aventuras y desventuras y le grité: “Vení, vení que algo raro pasa en Nueva
York!”
Nos
quedamos viendo y a los segundos nomás empezamos a gritar: “…un avión, un avión… se va a estrellar… se va a estrellar…” Y
vimos azorados, impávidos, cómo el segundo avión se estrellaba…
Y
los bomberos y las sirenas y la locura en vivo y en directo o en muerte y en
directo…
Y
nos quedamos mudos. No podíamos creer lo que veíamos.
Después
en el trabajo y hablando con conocidos y amigos, me encontré con gente que
estaba contenta, festejaba porque esto le pasaba a los yanquis… Gente que se
enganchaba con Michael Jackson, con Madonna, con Public Enemy, con Bee Gees
o Ice Cube, gente que es antiyanqui.
Antiyanquis
que, si pueden, llevan a sus hijos o nietos a Orlando, gente que está contra la
oligarquía terrateniente, pero en cuanto puede se compra una chacra aquí o en
Punta del Este o en José Ignacio y no piensa que es imperialista, piensa que es
vivo. Viveza criolla que le llaman…
En
todo estaba, en ese torbellino, mientras seguía la ceremonia y pensé que también muchas veces, por razones políticas
entré, de chica y no de tan chica, en el denuesto a Sarmiento, sin haberlo
ubicado en la época y la mentalidad que correspondía…
Y ahora
veo, con un poco más de apertura mental que era una actitud obsoleta y además
un cliché de los que se repiten porque sí… Y ahora como nunca veo que fue un
adelantado.
Por eso en
lo que sigue está lo que había posteado hace dos años en homenaje a Sarmiento y
a los maestros…
No a los
que se llenan la boca en las paritarias ni viven de los maestros… No a los que
tienen de rehenes a los chicos y a los adolescentes…
A los de
verdad… a los de vocación porque
vocación viene de vocatio = ‘acción
de llamar’ de vocare = ‘llamar’…
Por esa vocación que nos hace
compartir lo que aprendemos y conocemos…
Va el post anterior.
EL CORSO A CONTRAMANO!!!
“La ignorancia no se aprende.”
Gerárd de Nerval
El 11 de septiembre solía ser el Día del Maestro en homenaje a quien más bregó por la educación y
por la Ley 1420 de Educación laica, pública, gratuita y obligatoria, reconocido
aun internacionalmente por su labor en pro de la educación.
En
1947 un profesor americano Allison Williams Bunkley en su curiosidad por Sarmiento
[que había recorrido -a pedido del
Presidente Mont de Chile- los Estados
Unidos de New Órleans a las Cataratas del Niágara investigando sobre la
educación en el único país americano que ya tenía un sistema de educación
pública] empezó a escribir lo que sería Titan
of the Andes; the Life of Domingo Faustino Sarmiento publicado por Princeton University, 1949,
una larga biografía de 1754 páginas.
Estatua
Sarmiento en Boston, Mass.-USA.
|
En Boston,
Massachusetts hay una estatua en su honor. Y si bien se puede disentir en mucho
de su actuación política, nadie puede negar su papel en la educación que llevó
Argentina a ser el país con mayor índice de alfabetización de toda América y
aún en un nivel muy alto comparado con ciertos países europeos.
Fui
formada en la educación pública y Mercedes Alas, la maestra que me preparó para
entrar al Normal Nº 1 de Profesoras Roque Sáenz Peña, mi querida amiga que
nos dejó en 2014, me tenía de un lado para otro entre El habla de mi tierra del Padre Ragucci y el Manual de ingreso porque si no dabas un puntaje mayor de 8,50 no
entrabas…
Me preparó de tal manera que cuando, años más tarde, tuve que reemplazar a un
colega mío en la Vrije Universiteit de Amsterdam en Literatura española del
Siglo XX usaba lo que quedaba en mi memoria de lo que Mercedes me había
enseñado para interpretar la poesía lorquiana a los doce años para ingresar al
Normal.
Escuela de la que me sacaron del coro justamente cuando
ensayábamos el Himno a Sarmiento y mi
“gloria y loooooor…” no daba.
Una por una nos probó la Profe de Música y me dijo: “Usted!, afuera!”
Y no me pude escapar más en el coro… Pero era lógico, si cuando yo canto, mis
perros lloran y mis gatos aúllan y los humanos me suplican que me calle…
¿Quedó frustrada una cantante lírica, popular, rockera…?
Y sí, pero no por la profesora ni por el músico, sino porque no tengo oído ni
voz para cantar.
Nunca me sentí estigmatizada porque me gastaban y me gastan con mi
voz.
Nunca lo viví como un castigo.
Y esto que me pasó a mí, le pasó a otros en otras disciplinas o mettiers.
Ayer,
esperando y protestando en la cola de un banco porque había diez ventanillas,
pero sólo un empleado atendiendo, empecé a hablar con una compañera
circunstancial de cola de banco a la que se le veía el guardapolvo de maestra
bajo la campera.
Me
contó que ahora no podían calificar porque si le ponían una mala nota a un
chico o tenían problemas de violencia de los padres o hermanos o, cuando venía
la inspección, le abrían un sumario al docente y, eventualmente, al director
que lo permitía. Y que tenían la orden de hacer pasar a todos con 7 porque si
no quedaba mal el Ministerio.
Pero
no sólo eso, no tenían que corregir los errores ortográficos porque ahí también
si el inspector se enteraba, empezaban un sumario. A tal punto que ella -me
aclaró- a su hijita le corregía las faltas y le decía que no lo contara su
propia maestra.
Y encima estaba indignada porque no se permite jugar, por ejemplo, al trencito de nenes y nenas en el jardín porque antes se hacía con cintas o elementos de color rosa para nenas y celeste para nenes. Y ahora dicen por resolución escrita que eso podría dañar a los chicos que algún día pueden llegar a tener “otra preferencia sexual”.
Y encima estaba indignada porque no se permite jugar, por ejemplo, al trencito de nenes y nenas en el jardín porque antes se hacía con cintas o elementos de color rosa para nenas y celeste para nenes. Y ahora dicen por resolución escrita que eso podría dañar a los chicos que algún día pueden llegar a tener “otra preferencia sexual”.
¡SÍ,
ASÍ COMO LO LEEN! No lo inventé y lamento no haberle preguntado el nombre a
esta maestra y madre joven preocupada por lo que será nuestro futuro.
La
conversación terminó cuando la llamaron a la ventanilla: “¡Quieren un país de
burros!”. Y yo le respondí: “¡Tenés razón, suerte!!”
Hoy me desayuné con la Resolución de la Provincia de Buenos Aires que no es que iguala para abajo, baja todo… con el argumento del “estigma” y la “equidad” y la “igualdad de oportunidades”.
Hoy me desayuné con la Resolución de la Provincia de Buenos Aires que no es que iguala para abajo, baja todo… con el argumento del “estigma” y la “equidad” y la “igualdad de oportunidades”.
Lindo
homenaje a Sarmiento y a todos los maestros que hicieron de la Ley 1420 ley un
elemento fundamental de la integración social de los hijos de nativos e
inmigrantes en la escuela pública, con el guardapolvo blanco para igualar y
para que no se distinguiera el hijo del doctor del hijo del verdulero o de la
lavandera gallega recién llegada.
Los
abanderados ya no serán por mérito sino por compañerismo, popularidad, etc.
No se podrá aplazar a los chicos que no estudian, etc.
Y
encima con el artilugio mágico de cambiar hasta la aritmética y poner un 4 en
vez de un 1 o un 0 porque “un 4 acerca más a un 7”. [Tal vez se refieren al 7
en el sentido metafórico porteño…]
O
sea, somos tan buenos en la demagogia que no sólo sacamos las amonestaciones,
no podemos echar al chico que violenta a sus compañeros con el bulling, no exigimos exámenes, no
podemos usar el término “boletín” porque tal vez no es fashion.
Somos
unos genios demagógicos que pensamos que el facilismo es lo que nos generará
empatía. Y por eso cambiamos hasta la aritmética y ahora el 1 es 4!!
Sigamos
así con alumnos del secundario que no leen ni escriben en cursiva y que, cuando
van al C. B. C. con ingreso irrestricto, no entienden un texto mínimamente
complejo. Y lo digo con conocimiento de causa…
Sarmiento,
en tu homenaje, por lo que hiciste por la educación y por la reivindicación de
nuestra cultura y nuestro idioma y en agradecimiento a haber salido de esa
escuela dura que era en esa época, el Normal Nº 1 de Profesores creada por vos,
va este himno cantado por alguien que sabe cantar…
Vaya
el homenaje a todos los maestros que me formaron desde la Escuela Dominguito de
la calle Echeverría hasta el Normal y la Facultad de Filosofía y Letras, la
Geemente Universiteit van Amsterdam y los otros que en otras instancias
supieron ser Maestros con mayúscula!
Ah, me olvidaba: me alegro de haber
sido abanderada por mérito y no porque mis viejos le hicieran mejores regalos a
los maestros en su día.
Y
sigamos así creando ignorancia...
Pero,
ojo!!! La ignorancia también es atrevida!!!
Yo
repetía esta frase junto con la de Nerval que usé de epígrafe, pero justamente
hace poco me enteré de que esa frase es nada más y nada menos que de Domingo
Faustino Sarmiento.
®© Ana Sebastián, Reflexiones impertinentes, 2014-2016.