domingo, marzo 22, 2015


Serie: Textos de escritores amigos I

José Rentes de Carvalho

      Hoy comienzo con una serie de textos de escritores amigos y empiezo por José Rentes de Carvalho. Y tengo mis razones.

     Conocí a José cuando entré en 1978 al Spaans Seminarium de la GU o Uva, la Gemeentelijke Universiteit van Amsterdam, en ese edificio que se conocía como el Maupoleum, en la Jodenbreestraat en donde yo estudiaba… Allí cursé y rendí con él Lengua y Literatura Portuguesa. Rentes era ya un escritor conocido en Holanda y era todo un personaje muy especial, muy cáustico, corrosivo, con una ironía inteligente y una velocidad que a mí enseguida me atrajo. No era fácil para nada. No me refiero a la materia, sino al profesor, pero conmigo, todo bien.

     Me gradué en 1982, dos días antes de la Guerra de las Malvinas, y al poco tiempo me convertí en colega.

     Empezamos a construir una amistad con él y su esposa Loekie más allá de los encuentros en el Maupoleum. Luis y él se llevaban bien porque ambos tenían pasión por la fotografía artística y documental y se dedicaban, entre otras cosas, también a eso y a hablar de eso.

     De modo que, dos por tres, nos invitaban a ir a su casa en la parte linda del Bijlmermeer, una especie de ciudad dormitorio con edificios que podrían compararse con los monoblocks de Villa Lugano y que empezan a deteriorarse y a tener mala fama. No justamente en el que vivían los Rentes de Carvalho, pero sí en el resto de los edificios. Como queda en las afueras, se llega con el metro que sale a la superficie a determinada altura del recorrido y en esa época se llenaba de personajes que parecían salidos de las líneas del subte de New York que iban al Bronx o a Haarlem.

     Un día, me lo cruzo a José en el ascensor del Maupoleum adonde íbamos cada uno a su oficina porque allí los profesores teníamos una oficina propia y entonces nos invita a comer ese fin de semana. A lo que yo respondo con un rotundo: “¡No, este fin de semana, no! Estoy terminando una novela… Y ahí bajamos del ascensor. Pero José no es una persona a la que se le pueda decir algo así y lo olvida o se desentiende, al menos conmigo no.

     La semana siguiente nos volvimos a cruzar y me preguntó: “¿Y terminaste la novela?

     Yo: “¡Sì!”

     José: “Bueno, traémela.”

     El viernes de esa misma semana combinamos y le dimos la carpeta con el original. Era mi primera novela… y nadie, salvo Luis, la había leído. Ese fin de semana, como un pájaro carpintero, Luis me machacaba: “Conociéndo lo hipercrítico que es José… creo que no le gustó… si no, te hubiera llamado…”

     El lunes suena el teléfono. Era José: “Empecé a leer tu novela en el metro y no había terminado una página y miré a mi alrededor y ví ese mundo… y pensé: «Esto no es para leer en este ambiente…» Y me la llevé a casa y la leí de un tirón. ¿Tenés editor? Porque, si no, yo tengo uno que le va a interesar…”

     Yo no sabía si saltar, llorar, le agradecí y dije que no tenía editor… Y en cuanto corté hice un escándalo de risas y llantos y de alegría y emoción sobre todo por la aprobación de José…

     Y José, convertido en un genio de esos que salen de las lámparas maravillosas cuando las frotás, me mandó al editor.      Contrariamente a lo que suele suceder acá y en general, el editor, Kees van der Hoek, vino a mí y se encargó de todo: traducción, fotógrafo, diseño, edición, presentación, prensa, cocktail y hasta el último detalle que se necesita para lanzar un libro que era como dicen los posters que mandó a hacer para la novela – debut de mi persona.

     El 28 de noviembre de 1986 tuvo lugar la presentación de De eerste fakkels en la librería Allert de Lange de P. C. Hoofstraat 97 –la calle más cheta de todo Amsterdam-. Y, por supuesto, José era quien la presentó como correspondía… Y así empezó mi carrera literaria en Nederland.

     De modo que no hay forma de que inicie esta serie con otro. Es lo debido, lo que José se merece…

     Brigadão, José, amigo!

 
Presentación de De Eerste Fakkels - Abrazo con José 
Sonriendo de brazos cruzados Kees van der Hoek
28 noviembre 1986
 

José Rentes de Carvalho*

El chaleco de fuerza

    Domingo. Como gran excepción y porque no siempre consigo escapar al chaleco de fuerza del trato social, fui allí ayer como con expectativas, al almuerzo sustancial prolongado en un sinfín de risas y conversaciones.
     Volví knock out, dormí nueve horas de un tirón, y recordando ocasiones semejantes me fui a buscar este viejo texto:

     Sin llegar a ser lo que se diría huraño como el peludo,** no me puedo considerar medianamente sociable, puesto que, además de poseer una capacidad limitada para la convivencia, mi paciencia soporta mal la mayoría de las conversaciones.

     Francamente, no me interesa saber lo que éste o aquél sintieron al visitar las Pirámides, o cual es ahora el precio del capuccino en las explanadas de los Champs-Elysées. Menos todavía que en la Plaza de San Pedro, con otros veinticinco mil, recibieron la bendición del Santo Padre. Que la suegra tuvo que ser operada de un quiste en el pescuezo o que, debido a la escandalosa subida de los precios, ya no vale la pena comprar una casa de veraneo en la Dordogne.

     Las visitas, son pocas las que me gustan, pero las cenas, que siempre fueron para mí un momento agradable del día, en algunas ocasiones, y con ciertas compañías, empezaron a transformárseme en martirio.

     Fatiga de la edad, impaciencia innata, el caso es que las más de las veces, después de horas a la mesa, no consigo evitar que mi rostro revele el aburrimiento, que los ojos busquen el vacío, el cerebro se me nuble y la lengua se niegue a participar en la conversación.

     Me transformo en un anfitrión arisco, aunque, por los buenos modales, no afecta a los invitados. Indiferentes a mi humor, continúan hablando del Papa y de la Dordogne, y del quiste, y de la mala calidad de la hortaliza, y de lo que vieron ayer en la tele. Incansables, repiten las Pirámides, el precio del cappucino, recuerdan la puntada que una vez sintieron a la salida del teatro, renuevan sus pequenísimos intereses. Muestran las botas que, regateando, compraron en Lisboa por diez reales, una pichincha. Descifran minuciosamente las razones de la caída del índice de la Bolsa…

     Dos, tres, cinco, las horas se arrastran, mi cabeza desvaría, se me revuelve el estómago, me falta el aire. Me siento exhausto, tironeado por el contradictorio esfuerzo entre parecer cortés y disfrazar la misantropía.


José firmando en Feria Libro Lisboa 2012

 

* José Rentes de Carvalho: escritor nacido en Vila Nova de Gaia, en la orilla izquierda del Duero, en el norte de Portugal, en 1930, vivió un tiempo en Brasil y durante muchos años fue profesor de Lengua y Literatura Portuguesa en la Faculteit van Letteren de la Gemeentelijke Universiteit van Amsterdam. Actualmente vive parte del año en su ciudad natal y otra, en Holanda.

** N. T.: Se refire al animal que, por sus características hoscas, se usó, entre otros, como mote del Presidente Hipólito Yrigoyen. En el original es bicho-de-buraco.
 
®©José Rentes de Carvalho, 2015.
Fuente: tempocontado.blogspot.com

®©Versión libre autorizada, Ana Sebastián, 2015.

lunes, marzo 16, 2015

 

123º aniversario del nacimiento de César Vallejo
 

         Hoy es el 123º aniversario del nacimiento de César Abraham Vallejo Mendoza  -conocido en el mundo como César Vallejo-,  nacido en Perú, en Santiago de Chuco, un 16 de marzo de 1892 y muerto en París un 15 de abril de 1938.

        Leí y admiré a Vallejo desde mis trece años cuando Juan José Fanego me lo recomendaba y no sé si -con las vueltas de nuestra vida- no tengo todavía ese ejemplar que se salvó de la historia.
        No sólo lo leí y lo admiré... También en mi adolescencia lo imitaba, estimulada justamente por Juan que era, junto con su prima Graciela, uno de mis primeros lectores. Juan José Fanego, el gran poeta argentino, prácticamente desconocido.
        
        Por razones de militancia empecé a escribir una especie de cancionero en romances asonantes, alguno de cuyos poemas terminaron como lápidas de bronce de las tumbas de los compañeros o encontrados bajo el colchón del Negrito Burgos en la Villa Itatí después del infausto tiroteo en que murió en Turdera junto al Churi Escribano. 

        Y seguí así hasta 1973 en que Paco Urondo me mandó una crítica, indirectamente por interpósita persona, desde la cárcel de Devoto a esa manera de escribir diciendo que yo era porteña, usaba superminis, era una pendeja y no podía seguir con el romance… por más que los compañeros no entendieran, que fuera yo, mi propia voz.
        
     Y ahí volví a mi yo poético, gracias a la crítica dura, pero de onda, como se diría ahora de Paco.

         Durante muchos años los poetas hispanoamericanos se dividían entre nerudianos y vallejianos y yo, por supuesto, tenía mi opción hecha desde el principio: vallejiana…

         Claro que evidentemente uno no ve en sí lo que otros ven. Y uno es también lo que otros ven y hace unos años me presentaron a un poeta muy conocido que en cuanto le dijeron mi nombre, acotó: “¡Ah, Ana Sebastián, la tuñoniana…!” Y la verdad, también tenía razón.

Pero hoy es el día de homenaje a Vallejo, señores, a ese poeta que tenía dos años menos que mi abuela y se murió en París como él predecía…

         Ese poeta que, como León Felipe, tenía su fe heterodoxa, fue calificado por Thomas Merton  «el más grande poeta católico desde el Dante, y por católico entiendo universal».

          Martin Seymour-Smith lo consideró «el más grande poeta del siglo XX en todos los idiomas».

          Seguramente es uno de los más grandes de nuestro continente y tal vez el que mejor supo cantar al dolor de la guerra civil española o al menos en un tono diferente en España, aparta de mí este cáliz.



Niza - 1929
         De cualquier modo siempre lo sentí muy cerca de mí y cuando puedo lo recito, lo doy, trato de hacer que a la gente le guste...

          Porque era un heterodoxo también en la poesía.
           Cuando una vez tuve que dirigir un Seminario de Literatura Hispanoamericano en la Universidad de Amsterdam para quiénes iba a hacer su tesis que yo iba a dirigir y les dije que iba a dar poesía, los estudiantes se pusieron como locos y cuando les di el programa y vieron que estaba Vallejo, peor. Pero dos de diez terminaron escribiendo su tesis sobre poesía y uno, sobre Vallejo.

          He aquí el primer poema que viene a la mente y que quiero compartir:
Los heraldos negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios, como si ante ellos
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡yo no sé!

Son pocos, pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... pobre... pobre…vuelve los ojos
como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,
como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡yo no sé!
 
Ésta es la interpretación de Paco Ibañez de El poeta a su amada.

Y no puede faltar:  Piedra negra sobre una piedra blanca

Me moriré en París, con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...


Y aquí va mi


Vallejiana escrita seguramente bajo otras lluvias, pero tan asiduas como las parisinas…

dónde morirá
de hambres perdidas
y duelos truncos
dolientes
dónde
esconderá sus ojeras
aleteantes
bajo tierras dóciles
e inhóspitas
insegura
de morir con lluvia
de jueves parisino
ni humedades rioplatenses,
pero certeros
olvidos y penas, rayes,
baldías ilusiones y vida también...

                            ® © Ana Sebastián, De Los brazos del olvido, 2011.

domingo, marzo 08, 2015

8 de marzo
Día internacional de la mujer

         Como muchas veces dije, nunca celebrábamos el Día Internacional de la Mujer porque considerábamos que éramos compañeras de nuestros respectivos hombres.  Realmente me desayuné acerca de esta celebración cuando vivía en Holanda.
        Para mí es y será el día del asesinato de mis amigos hace 44 años en Rincón de Milberg, Diego Ruy Frondizi y Manolo Belloni, como lo conté tantas veces aun en El ballenato. Ver posts de los 8 de marzo anteriores.
        Pero siempre, además, hago una diferencia entre la mujer emancipada y la feminista que le falta dar el paso para la emancipación y que muchas veces guarda el resentimiento de no ser lo que querría ser.
        Y me niego a hablar de género porque el género me hace pensar en una fábrica textil, en las algodoneras del socialista utópico Robert Owen en New Lanark o en la que estaba en la calle Córdoba o en la fábrica Grafa. O sea que hablo de sexo y cuando tengo que llenar un formulario en el que, en vez de sexo ponen género, suelo poner: seda.
        De cualquier modo este año no quiero repetir lo de siempre.
        Quiero rogar que se termine con el maltrato a las mujeres, no sólo la desigualdad laboral o de oportunidades, los golpes, las violaciones, el abuso en todo sentido…
        Quiero llamar la atención sobre la cantidad de sociedades en que es normal someter a las nenas a la clitoridectomía -supresión de clítoris-, en las que las minas son usadas como esclavas…
        Quiero llamar la atención al ninguneo y el asesinato en masa simplemente por haber nacido mujer…
        Y aquí voy seguro a discrepar con muchos “relativistas culturales” que sostienen que cada cultura tiene derecho a hacer lo que es atávicamente suyo…
        No!!! De ninguna manera, no!!! Y menos en un mundo -guste o no- globalizado… Que eso quede para el Medioevo.
        No se puede disculpar el estupro porque en esa cultura está permitido… 
         Ni el asesinato de chicas por razones supuestamente reivindicativas de una cultura ancestral…
        Ni la mutilación ni la explotación y la negación por razones “culturales”!
        ¡Basta de hipocresías! Y el que justifica estos maltratos y esta persecusión con esos argumentos pseudointelectuales, que se someta a esos tratos si es sadomasoquista o idiota.
Forzando a una nena a ponerse la burka

       
Nena con burka
 
 
 
 
 
 
Llevando a las mujeres al mercado de esclavas
Dixi.
® © Ana Sebastián, 2015.




viernes, marzo 06, 2015


MERCEDES ALAS 
Amiga, después de maestra

        

         A esta hora casi todos los 6 de marzo desde hace añares estaría cayendo a la casa de la Lugones casi Avenida de Los Incas que logró comprar en los años setenta cuando, a fuerza de laburo de toda la familia, se pudo mudar del inquilinato de la calle Ginebra y, después de nuestra vuelta de Nederland, estaría cayendo a la de La Haya, en pleno corazón de Parque Chas para celebrar el cumpleaños de Mecha Alas.

        
Soplando las velitas  2012
 
Hoy Mecha estaría cumpliendo 75 años…

         Es el primer 6 de marzo desde que nos reencontramos las dos con cáncer en la Pizzería La villa de Acha y Monroe que no estoy llegando a su casa a esta hora… Salvo el del 2013 que no quiso festejar porque estaba mal por la metástasis y la quimio.

         Caía a esta hora con algún regalo que había que pensar mucho porque no era fácil… y el infaltable champagne porque Mecha era de las mías cenaba con champagne. Y ahí ella, cuando estaba bien, había preparado la cena desde días antes desde comida árabe a sushi, o había comprado lo correspondiente para que cada uno estuviera bien atendido –como en su casa-
         
Cumple Mecha  2012
 
Cumple Mecha 2012
Y se cenaba, se brindaba, se charlaba, se chusmeaba… Y nos solíamos quedar departiendo, compartiendo y celebrando prácticamente hasta la madrugada del día siguiente. Con ella y con sus hijos y nueras  -y después nietos- y con su hermano Guillermo, el Padre Alas que fue párroco de San Bernardo y con su “gran colección de monstruos” como solíamos llamar entre nos a algunas de nuestras amistades que a menudo eran verdaderos bichos raros, bizarros  -en el sentido gálico actual del término y para nada en el sentido castizo de ‘valiente, corajudo’-, verdaderos freaks.
Cumple Mecha 2012

 
Trasnoche Cumple Mecha 2012


  
Con los hijos hace un año - 2014
      
A Mecha la conocía -como conté en alguna oportunidad- desde 1960 y, fuera de su hermano era la única que la conocía desde hacía tanto. Me había preparado para entrar al Normal de Profesoras Nº 1 Roque Sáenz Peña con el Manual de Ingreso y con El habla de mi tierra, del Ptro. R. Ragucci. Y yo siempre la jodía diciéndole que yo había salido así porque mi madre la había elegido a ella, una punk avant – la – lettre con el pelo teñido de bordó en 1960!!! O sea que ella también era un bicho raro…


        
Con nueras hace un año
 
Con nietos  & ainda mais hace un año
En el año 98 en que yo estaba muy enferma, ella decidió tomar las músicas de Kurt Weil que era el colaborador de Bertold Brecht en los temas típicos de los cabarets de Berlin y me pidió que le escribiera textos actualizados porque tenía ya vendido un espectáculo en un country con cantantes líricos con vestuario adecuado a la época. Lo estuvimos haciendo y, cuando tuvo la función, que grabaron en video y que nunca pude ver, me llamó puteando porque “esos brutos nuevos ricos me pedían La malagueña o Granada!!! ¡Bestias con guita!”

         Bueno, ésa era una Mecha auténtica. Atila, como la llamábamos algunos pocos íntimos… algunos compañeros porque Atila también se supo jugar en los tiempos duros cuando había que jugarse y no andaba alardeando por ahí.

          Hoy la busqué en Wikipedia y no existe, salvo alguna referencia de otros que están en Facebook y que actuaron o fueron alumnos de ella.
         La busqué en Youtube porque era una pianista y Profesora destacada en el Instituto de Arte del Teatro Colón y era profesora en el Instituto de Arte Dramático y en el IUNA y no la encontré.

         La busqué en Facebook y no estaba tampoco…
         Me da pena que haya tanta pavada y no se la recuerde. Con una de sus alumnas del Instituto de Arte Dramático estábamos pensando en hacerle un homenaje y nos ganó su enfermedad…

         Lo primero que aparece cuando googleás “Mercedes Alas” es el Mercedes Benz Alas de Gaviota cuyo precio de base no baja de 250.000 dólares. El mismo que tenía Perón en 1954 pero actualizado.
         O sea que, Mecha, te estarás riendo porque en la puta vida por más que acompañaras a Pavarotti o a Carreras o tocaras La Malagueña en y Granada en todos los countries del país y aledaños ibas a tener esa guita… Lo que sí algunos son casi del color de tu pelo…

        
            No pienso romper los platos desde la terraza como lo hacías vos a fin de año ni tampoco irme a Tchernobyl como hiciste un tu primer -y creo que único viaje a Europa en donde reboleaste la peluca que cubría tu cabeza pelada por las quimios de tu primer cáncer-. Pero sí pienso brindar esta noche a tu salud, a tu alma que pusiste en manos de la Virgencita de las Flores, después de tanto agnosticismo y a tus cenizas que no sé dónde están… Si las llevaron como vos querías a El Bolsón…  Aunque siendo lo porteña y lo parquechaseña que eras tendrían que estar ahí, aunque sea en esa fuente kitsch que hicieron en el centro de tu barrio.

         Amiga, como se dice ahora, copiando ese español neutro que te pusiste a estudiar… Yo te había dedicado a vos, entre otros amigos, un libro en donde le doy con un caño al español neutro, a los lunfardólogos y a todos los que se desentienden de nuestra identidad lingüística y, cuando te lo llevé a tu casa, me lo agradeciste, pero, cagándote de risa,   me confesaste que vos estabas estudiando doblaje y te reputié!

         Amiga, ahora tengo el tapado de piel de nutria salvaje de mi tía Elvira que te presté de por vida porque vos lo ibas a poder usar en el Colón y eras muy friolenta por la enfermedad y yo no uso piel verdadera muriéndose de risa o de polillas en un placard. Pero vos te ocupaste de ponerlo en un listado para que tus hijos me devolvieran.

         Amiga, tengo ese relicario de terciopelo que habías hecho en donde ponías recuerdos importantes para vos e insignificantes para otros que, gracias a ellos, soy la depositaria. Está acá en la galería de retratos familiares… 
         Y Amiga, Mercedes, Mecha, Atila, personaje de novela que te cruzaste en nuestra vida mucho mucho mucho tiempo, seguís aquí entre nosotros hasta la eternidad por los siglos de los siglos.