miércoles, mayo 21, 2014

Ese desconocido...

 

GÉRARD DE NERVAL  - GÉRARD LABRUNIE
[Paris 1808 – 1855]

“Ne m' attends pas ce soir, car la nuit sera noir et blanche.”

Menospreciado, sólo considerado por algunos como “gentil poeta” [Sainte – Beuve] o “brillante traductor”, “polígrafo de talento” [Víctor Hugo] y aun como “simpático bohemio” por Baudelaire, desconocido durante décadas en la misma Francia hasta que Aristide Marie publicó Gérard de Nerval, le poét, l’ homme en 1914, es uno de los cuatro denominados “pequeños románticos” franceses.

Prof. Manuel Lamana
Agradezco haber conocido y disfrutado a estos autores por mérito de mis profesores de Literatura Francesa en la UBA en 1971  –si no me equivoco de la cátedra de Manuel Lamana-. Lamana era una especie de leyenda viviente: español que muy joven fue con su familia republcana a primer exilio cruzando los Pirineos en 1939 y que pasó más de dos años en campos de concentración franceses.  En octubre de 1941 cuando le ordenaron incorporarse a una compañía de trabajo obligatorio con destino a Alemania se escapó y volvió a España franquista. Allí se matriculó en la Universidad de Madrid, pero debido a su participación en actividades antifranquistas, fue varias veces preso. En marzo de 1947 fue detenido por sus acciones para la reorganización de la Federación Universitaria Española (FUE) y condenado a seis años de cárcel por un tribunal militar, pasando al campo de trabajo de Cuelgamuros. En agosto de 1948 junto con Nicolás Sánchez-Albornoz, logró evadirse del Destacamento Penal de Valle de los Caídos. Desde París, Norman Mailer organizó el rescate: Lamana cruzó los Pirineos a pie. Después de estar un tiempo en Francia e Inglaterra, se embarcó en un carguero hacia nuestro país. Aquí escribió se dedicó a la enseñanza universitaria y la escritura. Ya digo, si no me equivoco, era él parte de la cátedra. ¡Qué personaje!

Y yo rendí esa materia por habérselo prometido a mi amigo Diego Ruy Frondizi antes de que fuera asesinado el 8 de marzo de 1971 y me ayudó a prepararla otro personaje, su padre, Don Ricardo Frondizi, que merece un capítulo aparte.

Ésta fue la última materia que rendí hasta volver a Letras. Vuelta no ya al edificio de Independencia, sino al antiguo Hospital de Clínicas –hoy Plaza Houssey-  convocada por Paco Urondo, recién liberado el 25 de mayo de 1973 después de pasar 100 días en Villa Devoto, nombrado por el reciente rector Rodolfo Puiggróss como Director de la Carrera de Letras.

Paco me pidió que fuera su asistente con el argumento de que él era un “poeta, pero no un académico”… ¡Qué argumento, qué carisma y qué modestia!!! [No puedo salir de mi estupor y de pensar en él cuando veo a tantos intelectualoides que se las dan de lo que no fueron ni serán engoladamente como si la supieran todas y más cuando veo y oigo a muchos invocar su nombre en vano…] Si lo hubieran conocido…  

Volviendo a Gérard de Nerval nació un día como hoy, primavera en París, 21 de mayo de 1808 como Gérard Labrunie. Su padre estaba sirviendo en el Ejército de Napoleón como médico militar. Cuando él tenía dos años se murió su madre y quedó herido de por vida…

Comenzó a escribir muy joven: poemas patrióticos, típicos de un adolescente admirador de Napoleón, de quien se consideraba su hijo!!!

A los veinte años publicó una traducción del Fausto de Goethe y esto le permitió comenzar a conectarse con el mundo de las letras.

Alrededor de 1830 empezó a meterse en el periodismo en La Jeune – France, escribiendo crónicas teatrales y fantasías ligeras. Allí conoce a los jóvenes románticos Pétrus Borel, Théophile Gautier, Léon Gozlan. Arsène Houssaye, Philothée O’Neddy y otros. En el teatro colaboró con Alexandre Dumas, Joseph Méry y August Maquet.


Gérard de Nerval
Comenzó a vivir en el mundo de la bohemia literaria de su tiempo.


Entre otras cosas, para halagar a Jenny Colon, la actriz de quien estaba locamente enamorado, dilapidó la herencia de su abuelo que era para destinar la fundación de la revista Le Monde dramatique.
Jenny Colon interpretando Sarah, la Folle
 


En febrero de 1841, de vuelta de un viaje a Alemania, tuvo que ser internado en un sanatorio debido a una de sus primeras crisis de locura. Aparentemente fue allí donde escribió los primeros versos de Las Quimeras en donde plasmó casi todas sus alucinaciones en sonetos, tal vez utilizando esta forma clásica como una necesidad íntima de orden ante su estado mental. Las Quimeras son el resultado de la demencia. Después de que le dieran el alta, Nerval viaja a Oriente: Egipto, Siria, Rodas, Chipre y Constantinopla y de ahí su Viaje al Oriente, publicado años más tarde, uno de los libros más fascinantes en donde mezcla su experiencia, sus lecturas y lo real con lo imaginario…

Nerval, que siempre sostuvo ser hijo natural de Napoleón, trató de mantenerse activo entre sus momentos de razón y sus recaídas en la demencia. Reunió todos sus escritos y los corrigió y los dio a la imprenta: Los iluminados [1852], Pequeños castillos de bohemia [1853], Las hijas del fuego y Las quimeras [1854] y Aurélia [1855], un adelanto de la literatura más vanguardista en donde el inconsciente y la locura están presentes.

Considerado un simple cronista de la vida artística de su época, tardó mucho en ocupar el lugar que merecía como fundador de la poesía moderna, aunque ahora volvió a ser para muchos un ignoto.

 Su lenguaje onírico y fantasioso con el que mostró la interrelación del mundo real y sobrenatural así como el del esoterismo como sus referencias al Tarot, influyó, y en mucho, en el surrealismo, a tal punto que es André Breton quien lo rescata en su Manifiesto surrealista:Efectivamente, parece que Nerval conoció a maravilla el espíritu de nuestra doctrina.”

En sus escritos aparecen reflejados sus propias experiencias y sus sueños, como en Aurélia que aborda los temas del amor perdido y la salvación religiosa. De los relatos de Las hijas del fuego se destaca Silvie con extrañas reminiscencias de la juventud y la belleza perdidas. Los sonetos de Las quimeras 1854 están marcados a fuego por la desesperación.

Otra vez internado durante el invierno en el sanatorio, cuando sale no tiene vivienda fija. En ese juego siniestro entre la locura y la razón, le escribió una nota a la tía en cuya casa se hospedaba: «No me esperes esta tarde, porque la noche será negra y blanca».

Ipso facto se ahorcó colgándose de un farol en la madrugada del 26 de enero de 1855 en un callejón parisino.

Por eso hoy quiero celebrar su nacimiento…

® © A. S. De Reflexiones impertinentes.
 
Continuará con los poemas traducidos en 1971.
 
Linkedin - FB: Ana Sebastián
 
Twitter: @anasebastian27


 

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