miércoles, octubre 12, 2011


SIN HIYAB!!!! - SIN VELO!!!

La crueldad y salvajada del castigo impuesto a Marzie Vafamehrha de un año de prisión y noventa latigazos -que posiblemente terminarán con ella- por haber actuado sin hiyab - velo, en Teherane man haray - Mi Teherán en venta, subleva mi inteligencia y mi sensibilidad.

Este hecho me lleva a enero de 1991 cuando, en el Hotel Central de Rótterdam, en Story International, estábamos todos azorados, escritores y organizadores, a la expectativa con el ultimátum que los norteamericanos le habían dado a Irak para el 16 de enero. Al final empezó el bombardeo dos días después. Fue una de las primeras guerra que vimos en simultáneo.

Ahí estaban Remco Campert, cuyo padre, el escritor Jan Campert, había sido el primer fusilado por los nazis en la resistencia holandesa, gente de distintos países y distintos sufrimientos: el polaco Riçard Kapuscinski, que estaba escribiendo La guerra del fútbol, Ulku Tamer, Marion Bloem, Eduard Uspenski que ahora está consagrado y cuyos libros infantiles se hacen animé en Japón, Anthony Horowitz, el inglés y otros que seguimos juntos las vicisitudes de la guerra y del encuentro. Y estaba el yanky Fat Gary, que se había enamorado de mí y que vendía repuestos de helicópteros y que nadie sabía que hacía en ese hotel Central en un encuentro de escritores de todo el mundo.

Allí conocí y me hice amiga de Marianne Wiggins, la escritora norteamericana entonces ex esposa de Salman Rushdie, pero que estuvo con él en el momento en que los ayatollahs le habían dictado la fatwa que lo condenaba a muerte con precio para su cabeza por sus Versos satánicos. Juntas nos íbamos a tomar algo al Hilton también con Nasim Khaksar, escritor iraní que había peleado contra el Sha y que ya estaba perseguido por los mismos ayatollas. Nasim tardó años en lograr que su mujer saliera de Irán. Cuando ella salió y llegó a Utrecht me regaló una pashmina típica iraní.

De Marion tengo unas xilografías de sus dibujos. De Nasim sólo sé que está clandestino. Sólo me queda la pashmina que es una de las prendas preciadas por su significado no por su valor material. De Marianne me quedan su libro Herself in love con un relato justamente de ese enero y unas panty´s negras que me mandó desde Londres iguales a las que ella usaba con el mapamundi en nuestras piernas. De modo que cada vez que las uso tengo el mundo a mis pies.

Pero todo esto me hace pensar que, a esta altura del partido, ciertos hechos no se pueden justificar en la relatividad cultural ni en ninguna creencia.

Respeto todas las fes, pero rechazo todos los dogmas y los dogmáticos.

Tengo todavía capacidad de indignación y me rebela que en el siglo XXI no se puede tolerar la intolerancia y que se le quieran dar 90 latigazos a una mujer por sacarse un velo atávico!!! Siempre estuve contra todos los atavismos!!! Van contra mis principios y contra el desenvolvimiento de la humanidad!!

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