La publicidad no sólo trata de promocionar un producto para vendérnoslo. No a todos y no siempre, aunque a menudo, y especialmente con personas influenciables o de ciertas franjas etarias, impone gustos y actitudes. Pero también es representativa de cierta idiosincrasia, en este caso, me refiero a nuestra idiosincrasia, a la sociedad en que se crea un anuncio y a la que va dirigido.
Aquí y ahora hay dos comerciales que llaman la atención por la forma en que simbolizan la viveza criolla, o sea, esa parte núcleo de nuestra manera de ser, pensar y actuar.
En uno, ante la posibilidad de que el mal tiempo pueda arruinar una fiesta planeada e supuestamente impostergable y ante el temor de que los invitados les puedan fallar, dos amigos recurren a tres pronosticadores del tiempo -personas reconocibles porque, de hecho, es su profesión en la vida real- para que cambien el verdadero pronóstico y anuncien uno esplendoroso. Así nos encontramos con la decana de los pronosticadores diciendo: “... para el sábado a la noche 0% de probabilidad de lluvias...” La escena siguiente es el sábado a la noche: la fiesta -en la que está incluso la respetable pronosticadora- es un éxito total. Cuando comienzan los truenos y los relámpagos ya no importa. Gracias a la truchada, no falló nadie. El anuncio termina con la marca de la bebida que se quiere vender y listo!
El otro nos muestra al último ejemplar de los osos panda en extinción que, reciclado, es mascota de oficina, un animalito doméstico fuera de su hábitat. Sobreviviente, sólo pretende amor y alimento. En vano. La oficinista que al principio parecería tener cierta conmiseración, ante la mirada suplicante del osito, agarra sus galletitas y con ojos de cancheros, se la come sin miramientos haciéndole una sonrisa gastadora mientras gesticula un no!!! Indiferente al animalito, engulle sus galletitas como si fuera ella el último ejemplar de la raza humana. Y puede ser... porque se humana tiene poco.
Estos dos avisos son bien simbólicos de muchos ejemplares del homo argentinensis!!!
Damos mensajes supuestamente benevolentes, nos autodeclamamos solidarios. Pero no nos importa que se les mienta a todos mientras sea en nuestro beneficio y nos tragamos las galletas, impávidos, indiferentes a todo. Sólo nos importa satisfacer nuestro interés y nuestro egoísmo!!!
Lo lamentable de estos avisos es que son bien representativos de nuestra idiosincrasia colectiva, aunque se proclame lo contrario: egoístas, ambiguos y con doble moral!!! Bienvenidos a la Argentina real!!!