Hoy hay un sol fecundo
que se derrama llorando rayos entre todo.
Pero igual.
Yo, tirada largo a largo
entre mi sombra
cuchicheo
un para qué.
A toda vela
el día se desenvuelve
entre un trago de nostalgia y quietud.
Pero hoy…
Hoy dan deseos de renacer
en la bandera.
De astillarse
gritando cualquier cosa
como un lebrel a rienda suelta.
Hoy es ese día
en que ni el canto ni la tierra caliente
ni las hojas cosidas a mano
podrían despertarnos.
Sin embargo, estamos despiertos.
Con una sensación vacía
como una soga dando vueltas
alrededor del último cuello,
como un puerto solo,
como un deseo más.
Hoy se pueden tener mil trigos
acunados entre las manos
y no se tienen.
Se puede caminar tanto
para encontrar a todo
y ni siquiera
damos un paso, una sola palpitación…
Hoy sería el día fijo,
el agua bebida milenariamente,
la miel calentada entre los labios.
Hoy
habría que mirarse sin nostalgia
en los espejos,
tomar la última capa de rocío
y acechar sin miedo a la mañana.
Pero no…
A pesar…
estamos con un mar de siglos incandescentes,
con un túnel en medio de los muslos,
como una violeta fusilada
sin compasión,
como una violeta mutilada
a todo galope.
Estamos tan andrajosos
que a veces nos tenemos lástima.
Tenemos lástima de no poder llorar el día.
En ese año
los bonzos prendían
una llamarada impotente
a sus andrajos de sombra
y miles de hombrecitos
sobrevivían, vigilaban
resucitaban bajo la tierra.
En ese invierno
que terminaba
con el horizonte desvelado
tomamos café en La comedia
intercambiamos cuadros
y poemas
en los terraplenes
nos volvimos sospechosos
leyendo Compañero
y comprobamos
lo lógica y la ilógica
del deseo.
En esa primavera
mis pechos crecieron
de amor en las gradas del Anfiteatro
Municipal
y la chica
de los cabellos rubios
se hizo cabecita negra
en octubre de ese año.
En ese 17 de octubre
llegó el guerrero
herido esperado
y le dejó herida para siempre
la soledad de su vientre.
En el comienzo del verano
los sospechosos, niños todavía,
escribían volantes a mano
y horrorizaban a familiares y a viejos
con besuqueos imprudentes
en los trenes a corta distancia.
En 1964
la noticia más importante del año
fue tu amor y el mío
en las calles de Buenos Aires.
Y no hay vuelta.
©® Yuyo verde - Noticias, 1988.
En cette année-là
les bonzes allumaient
à leurs loques d´ombre
et des milliers de petits hommes
ressuscittaient sous la terre.
En cet hiver-là
qui sachevait sur l´horizon d ´insomnie
nous prenions le café à La Comedia
nous échanfions des tableaux et des poèmes
sur les terrepleins
nous devenions suspects en lisan Compañero
et nous expérimentions la logique et l´illogique du désir.
En ce printemps-là
mes seins s´épanouirent d´amour
sur les gradins de l´Amphithéâtre municipal
et la file aus cheveux blonds devint
un petite “cabeza negra”*
en octobre de cette année-là.
En cet 17 octobre
arriva le guerrier blessé attendu
et il lui laissa, blessée pour toujours,
la solitude de son ventre.
Au début de l´été
les suspects, encore enfants,
écrivaient à la main
des tracts
et horrifiaient la famille et les vieux
par d´imprudents bécots
dans les trains de banlieue.
En 1964
la nouvelle la plus importante de l´année
fut ton amour et le mien
dans les rues de Buenos Aires.
Et il n´y a pas de retour.
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