A 6 años de la tragedia remito al post de 2006!!!
A DOS AÑOS DEL 30 D
La patria cromagnona nos cuestiona
In memoriam, a las 194 víctimas.
Nuestra definición existencial
fragmentada y con otras reflexiones...
Siempre comienzo mis clases sobre materias tangueras parafraseando a Duke Ellington y diciendo que el tango es la única cultural original que Argentina le dio al mundo. Y ahora le agrego una cita de mi amigo, el escritor polaco Riszard Kapuzcinski: “para comprender la propia cultura hay que comprender antes las otras”. La identidad se realiza en concordia o en confrontación con la alteridad.
Por mi experiencia universitaria en Buenos Aires cuando estuve en la Universidad Nacional y Popular acompañando a Paco Urondo, a Héctor Schmucler, a Ángel Núñez, a Aníbal Ford, a Eduardo Romano, a Jorge Rivera y por la extranjera como docente en Utrecht y Amsterdam, puedo decir que dictaba Tango -como expresión cultural, su lengua, su desarrollo, su poesía- a nivel universitario en la Gemeente Universiteit van Amsterdam desde 1982. Hace mucho... mucho antes del revival del tango. Puedo decir que, después del revival, personas como Karel Kraaienhof -con quien íbamos junto con Luis Labraña y Juan Tajes de gira por los Países Bajos y Bélgica cuano él empezaba a tocar el bandoneón- logran dar cátedra bandoneón y tango en la principal escuela de Altos Estudios de Música de Europa, la Hoge Rijksschool van Utrecht.
Me parece cualquier esfuerzo mancomunado por quienes saben y por quienes quieren al tango para hacer del tango un estudio superior es válido. Con estructuras y requisitos pertinentes. Pero sin demagogias sin banderías políticas, por favor.
Se superaron muchas barreras, muchos cambios y muchas desilusiones. Y lo importante no está en triunfar sino en seguir.
Finalmente... si la identidad no fuera como la lengua, como la cultura... nunca acabada, si no fuera como el río de Heráclito..., si, a pesar del movimiento y del cambio constantes, no tamizara rasgos que van quedando impresos, sedimentados, cuya sumatoria nos deja esa marca, ese sello, nuestra impronta porteña, la huella que dejaremos.
Si no fuera de ese modo, el tango no sería ese fenómeno original que nos caracteriza y determina, que nos señala y nos personaliza, nuestro signo identificatorio, nuestro puerto cultural más reconocido, nuestra puerta más auténtica al mundo, nuestra identidad y nuestra alteridad, nuestro ser y nuestro no ser, nuestro yo y nuestro nosotros... que a menudo sabemos más de intolerancias que de concordias...
Si no fuera así el tango no sería esa “posibilidad infinita”..., nuestra definición existencial bajo este cielo celeste celeste, bajo este cielo fullero con la cruz del sur.
© ® Ana Sebastián, 11 de diciembre de 2010.
Hoy es el Día del Tango. Como creo que la historia no es -como suele repetirse ahora- un relato, sino que son hechos que uno puede relatar de una u otra manera, pero que esencialmente son hechos -nos gusten o no nos gusten-, me referiré brevemente a este día cuyo mentor fue Mauricio Brenner, más conocido en el ambiente como Ben Molar, personaje además de Leopoldo Marechal en su novela Megafón o la guerra. en que aparece como Demonio Ben
El demonio Ben recorrió desde fines de los sesenta despachos oficiales con el proyecto de instituir el Día del Tango y durante once años vio cómo se cajoneaban sus solicitudes.
Finalmente un día intimó al entonces Secretario de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires, Ricardo Freixá, con hacer una gran movilización y un festival monstruo en el Luna Park en apoyo del Día del Tango en el que contaría cómo su proyecto estaba cajoneado. Y era verdad porque, junto con la Asociación Amigos de la Calle Corrientes, le había pedido a Tito Lectoure el Luna Park para el 11 de diciembre. A las pocas horas del ultimátum -o del apriete, para decirlo en porteño- del Demonio Ben, se promulgaba el Decreto Nº 5830/77 de la Municipalidad de Buenos Aires.
El 29 de noviembre de 1977 Ben Molar recibió la noticia y el 11 de diciembre se celebró el festival con la presencia de casi todo el mundo tanguero. Ben había elegido ese día porque era la fecha de nacimiento de dos grandes del tango: Carlos Gardel y Julio De Caro. Y esa noche Julio De Caro recibió en el escenario el aplauso de todo el público que le cantó el cumpleaños feliz.
Pero Ben quería más. Cuando lo llamó el entonces Secretario de Cultura de la Nación, Dr. Raúl Alberto Casal, para que organizara una despedida tanguera del año en el Cervantes, contraatacó. Finalmente el 19 de diciembre en el Cervantes, en la despedida tanguera se dio lectura al Decreto Nº 3781/77 del 19 de diciembre de 1977 que establece el 11 de diciembre como Día Nacional del Tango. Nos guste o no nos guste. Ésta es la historia y no otras que circulan por internet en que se atribuye esta institución legislativa a personalidades políticas recientes. De modo que el día del tango tiene 33 años.
CIERRE DEL AÑO LECTIVO 2010
CENTRO EDUCATIVO DEL TANGO
DE BUENOS AIRES
Luego de explicar el origen e historia del Día del Tango, el 11 de diciembre de 2010 continué exponiendo la historia y situación del CETBA a partir de las averiguaciones que hice con diversos protagonistas que estuvieron, de una u otra manera, relacionados desde el principio con el Centro. Y expuse lo siguiente:
“Este speech que me solicitaron me conminó a un compromiso: hablar del Centro en el contexto de la institucionalización de nuestra cultura tanguera, lo que me obligó a investigar algunas cosas.
En 1991 Oscar del Priore tenía, como casi siempre, un programa en Radio Municipal y tenía un oyente habitué que solía comunicarse con él, el profesor Gustavo Cirigliano que fue quien le envió una nota al entonces Intendente Carlos Grosso con la idea de crear una universidad exclusiva para enseñanza del tango. Grosso le pasó a su Secretario de Educación y Cultura Osvaldo Devries y le pidió que organizara una reunión con Del Priore. Después de la reunión, Del Priore quedó encargado de armar la estructura que, según él pensaba, tenía un año para preparar y empezar en 1992.
Inicialmente se pensó en Historia del Tango. Del Priore convocó a Héctor Negro, Alberto Penas, Rodolfo Selles, José Gobello y Roberto Gutiérrez Miglio -que quedó después como Secretario- y llamó a Miguel Zotto para que pensara algo para Danza.
En un momento dado, a instancias de la voluntad política, lo llamaron para que comenzara a mitad de año, en el segundo cuatrimestre del 91.
La presentación fue a todo vapor en el mes de agosto en el Teatro Gral. San Martín con la Orquesta del Tango de Buenos Aires y la presencia del Intendente, del Secretario Devries, del entonces Subsecretario de Cultura, Horacio Salas, que también fue un entusiasta del proyecto y del de Educación, Daniel Filmus, otras autoridades y personalidades del mundo tanguero.
Así empezó con Gobello, Selles, Negro y para danza, como Zotto seguía pensando cómo definir la carrera, Del Priore se comunicó con Gloria y Eduardo que le recomendaron a una alumna suya, Liliana Torres Calívar para hacer lo que fuera originalmente una especie de extensión universitaria: un taller de danza. Liliana bailaba con Walter Ohringer. Pero hete aquí que ésta es una historia tanguera porque, a partir de ese comienzo y ese encuentro, la vida de Oscar y de Liliana cambió y terminó en una vida en común y un casamiento. ¿Romance de barrio?
El baile tuvo mucho éxito y se convirtió en el núcleo duro de lo que entonces pretendía ser la Universidad del Tango. Ya antes de terminar el año se hicieron cargo Rodolfo y Gloria Dinzel que siguen como Coordinadores de Danza. Y Danza sigue siendo lo que seduce y atrae a la mayoría de los asistentes al Centro hasta hoy. Lo digo yo que soy de historia. Pero no voy a hacer una historia falaz.
Según mis fuentes, el Devries quería que el rector fuera el prof. Gustavo Cirigliano, el de la iniciativa, éste se negó, incluso a ser docente y el rector fue Del Priore. Era requisito sine qua non tener el secundaria. Roberto Gutiérrez Miglio fue Secretario Académico y también hubo supervisión de No Formal de Luis Gianini.
Al principio arrancó en una escuela en Carlos Calvo y Entre Ríos y después -con baile ya en marcha- siguieron en el Instituto del Profesorado en Bajo Autopista de San Juan y Entre Ríos.
En el 92, cuando asume la gestión Bouer, la Dirección de No Formal nombra al Sr. Jorge Bal. No se cumplía el requisito el secundario y la idea de la universidad se terminó de diluir en 1995 con la promulgación de la Ley Nº no 24.521 de Educación Superior a la que estos estudios no pueden aplicar.
Por eso ya en la gestión de De la Rúa pasó a llamarse Centro Educativo del Tango de Buenos Aires. En esa gestión estuvo a cargo de Ricardo Ostuni y luego el mismo Ostuni propone al Escribano Natalio Etchegaray. En esa época funcionó un tiempo en la vieja cárcel de mujeres de Humberto I en San Telmo.
Ya en la gestión de Ibarra, el coordinador es Luis Tedesco que, tengo entendido, trae como colaboradora a Nélida Fernández. Cuando Tedesco renuncia, después de un tiempo, es nombrada Nelly, a quienes la mayoría conocen y que está aquí presente hasta que se jubila y es reemplazada por nuestro actual Coordinador Pablo Poliakoff.
Esta síntesis de la historia del Centro tal vez es aburrida pero creo que es esclarecedora ya que pone un poco en contexto al Centro y lo pone además dentro del contexto de las políticas de estado.
Esos eran coincidentes con el nacimiento de la Academia Nacional del Tango, con la posterior sanción de la Ley Eduardo Menem Nº 24.684 del 30 de agosto de 1996 por la que había bregado la Academia que declara "como parte integrante del patrimonio cultural de la Nación a la música típica denominada «tango», comprendiendo a todas sus manifestaciones artísticas, tales como su música, letra, danza y representaciones plásticas alusivas" y declara de “interés nacional las actividades que tengan por finalidad directa la promoción y difusión del tango, y en siete incisos de este artículo se especifican esas actividades, que no sólo se refieren a la difusión, sino que también habla de la enseñanza, investigaciones, construcción de instrumentos, conservación de documentos, lugares y monumentos; las obras científicas vinculadas con el género, etcétera.
El 14 de diciembre de 1998 finalmente se sanciona la Ley del Tango de la Ciudad de Buenos Aires de la que tuve el honor de ser una de las impulsoras.
En 2001 se presentó ante la Unesco la primera aplicación para la nominación del Tango Patrimonio Inmaterial de Humanidad con infructuoso resultado y finalmente en el año 2009 la Ciudad de Buenos Aires y de Montevideo presentamos y logramos -y digo logramos no como el mosquito del cuento sino porque tuve el honor de ser redactora de la presentación en las dos ocasiones- esa nominación para este patrimonio cultural identitario.
Este tipo de datos que tal vez parezcan irrelevantes no los traigo a colación por que sí, sino porque para mí es un placer pensar que el tango va más allá de las políticas partidarias, que es una política de estado y que si algo puede aunar declaraciones y esfuerzos es el tango, ese abrazo tanguero que es gratis como reza el cartelito que ahora pusieron en Agrelo. Tal vez los únicos que no lo tomen como tal sean los tangueros que algunos siguen con el tango del jopo y otros pretenden estar en la vanguardia. Pero en todos lados se cuecen habas.
El tango es una gran atracción y un gran negocio no sólo aquí sino en el mundo y muchos vienen a Buenos Aires como a la Meca. Por algo estamos en el Abasto y en este hotel.
Por eso me parece que cualquier esfuerzo mancomunado por quienes saben y por quienes quieren al tango para hacer del tango un estudio superior es válido. Con estructuras y requisitos pertinentes. Pero sin demagogias sin banderías políticas, por favor.
Estos pasados 20 años indican que se superaron muchas barreras, muchos cambios y muchas desilusiones.
También indican que lo importante no está en triunfar sino en seguir...
Que el año número 20 sea para poder perfeccionar, mejorar y poner en valor tanto los contenidos como su instrumentación y también dar satisfacción a las expectativas de quienes llegan aquí como si fueran a la fuente de la sabiduría tanguera. Y que sepamos que la sabiduría es una búsqueda que nace de la duda y no del adoquín doctrinario.
©® Ana Sebastián, 2010.