Ante la muerte de Ernesto Cardenal
Ante la muerte de Ernesto Cardenal y mis comentarios que empezaron con un RIP y t
terminaron con un QEPD porque respeto la muerte, pero para nada contribuían a
su sacralización y que, en general, no fueron bien recibidos, decidí contar en este blog
los hechos de cuando lo conocimos en 1978 en Amsterdam y tuvimos no sólo una
desagradable y triste experiencia, ya que nos trató con una increíble soberbia y un
desprecio que nadie esperaba y que no correspondía ni a su escritura ni a lo que
supuestamente solía representar su personaje. Con el tiempo, constatamos en la opinión
sobre él de otros autores que evidente e inesperadamente sintieron algo parecido, como
sucede con Mario Vargas Llosa, entre otros grandes.
Porque en general y desde hace años trato de desmitificar y la sacralización
la dejo para personas o hechos que lo merecen y porque creo que tengo derecho a
decir lo que nos pasó -y no es algo de chismografía literaria ni mucho menos- como
algunos creerían- he aquí este texto.
Tal vez, más a menudo de lo que uno piensa, no se debe conocer a quién se admira...
POSTEO este artículo que en realidad es una entrevista reformulada y escrita
por Carlos Ossa Coo [Santiago de Chile, mayo 5, 1934 - + julio 17, 1996] que
había sido periodista en Chile y, habiendo tenido que huir, luego del Golpe
contra Allende, estuvo viviendo en Buenos Aires en donde trabajó en
La opinión de Héctor Timmerman hasta que las cosas se pusieron mal aquí y
terminó como exiliado en los Países Bajos.
Con él y otros compatriotas nuestros y suyos, un escritor paraguayo y un
uruguayo sacamos a pulmón la primera revista de nuestro exilio en donde
llegó, entre otros, a colaborar Julio Godio que vivía en Alemania.
Ante la negativa de Ernesto Cardenal a concedernos siquiera un minuto
para entrevistarlo, cuando los neerlandeses y sudamericanos habíamos
organizado un festival para juntar dinero en ayuda del Frente sandinista,
Carlos Ossa, que se caracterizaba por su genio, su ingenio y su máquina de
escribir, armó la entrevista basada en las declaraciones públicas de Ernesto
Cardenal.
He aquí el texto:
Ernesto
Cardenal, uno de los más conocidos poetas latinoamericanos,
autor de una producción
que no elude los problemas contingentes y politicos
a pesar de su concepción
trascendente de la existencia, concurrió el 9 de
junio pasado a la Dominicus
Kerk, en Amsterdam, en donde expuso la
situación de su país, Nicaragua, y la
lucha popular contra el régimen de
Anastasio (Tachito) Somoza, uno de los más
fastidiosos dictadores
latinoamericanos. Cardenal conjuntamente con el escritor
Sergio Ramírez
respondieron a a la vez, preguntas que hizo el público asistente.
A continuación describimos en forma textual las intervenciones del poeta y
sacerdote Cardenal, quien se negó, por otra parte, a conceder una entrevista
a Sudestada.
He aquí entonces, lo que dijo
Cardenal en la Dominicus Kerk.
- Yo me he
sorprendido por la gran solidaridad que hemos encontrado acá
en Holanda por la
lucha de Nicaragua a todos los niveles. En los pocos días
que tenemos que estar
aquí he visto también la solidaridad que han
demostrado por Chile y Argentina y
me he dado cuenta de que tienen gran
solidaridad por todos los pueblos de América
Latina que luchan por su
liberación. Hace muy bien lograr esta solidaridad
porque en realidad lo que
hay en América Latina es una sola, gran revolución.
- Lo que sucede
en Chile, en Argentina, en Uruguay, en Nicaragua y en
muchos otros países es
una sola; gran revolución aunque parece que Estados
Unidos no lo saben. En
realidad es más que eso: es una gran revolución
mundial y lo que sucede en
Nicaragua y en Chile afecta también al pueblo de
Holanda. Cuando la Revolución
en Francia ha afectado a todos por igual. Ésta
es una revolución de los más
pobres, de los más débiles; pero los países más
ricos, más prósperos como
Holanda se van a beneficiar también de esta
revolución que comienza en nuestros
pueblos. También esta revolución
llegará a Holanda y a todos los demás países
hasta alcanzar todos la
liberación total.
- Un aporte original de América Latina a la
revolución mundial es la
importante participación de los cristianos en la
revolución. El Che había dicho
que
cuando los cristianos en América latina fueran completamente
revolucionarios, la
revolución seria invencible. Así está siendo ahora y hay
muchos cristianos en la
revolución desde que Camilo Torres, el sacerdote
colombiano y guerrillero,
declaró que la revolución era una lucha cristiana y
sacerdotal. En Nicaragua
hay muchos acerdotes que están militando en el
Frente Sandinista y
hay algunos, incluso que están luchando como guerrilleros
en la montaña. Es
lógico que los cristianos y los sacerdotes estemos en esta
revolución con el
Frente Sandinista porque no se trata tan sólo de derrocar a
Somoza, aunque esto es importante,
sino de crear también un hombre nuevo.
El Che
Guevara y el Nuevo Testamento han hablado del hombre nuevo y el
hombre nuevo del Nuevo Testamento y el del Che son el mismo.
Este
hombre nuevo es para crear una sociedad nueva, una
sociedad justa,
fraternal, de amor, una sociedad en la que no haya explotadores
ni
explotados, una sociedad como la que tuvieron los primeros cristianos en la
que no habla ni
ricos ni pobres y todo lo tenían en común. Esto es lo que el
Evangelio llama el
reino de Dios, lo que el Evangelio llama el reino de los
cielos y ésta es la
meta de la revolución.
El reino de los
cielos no será en un más allá sino aquí en la tierra,
pues Cristo cuando nos enseña a orar no nos
dice de que pidamos vida al
reino, sino que nos dice que pidamos que el reino venga a nosotros.
Agradezco esta solidaridad de ustedes con nuestra lucha y los felicito por
esta solidaridad que es también una solidaridad con el reino de los cielos.*