439º aniversario de la fundación
de la
Ciudad de la
Santísima Trinidad
y del Puerto de
Santa María de los Buenos Aires
11 de junio
1580 – 2019
En
1580, Juan de Garay baja de Asunción por el Paraná.
Funda primero la Ciudad de Santa Fe de la Veracruz,
capital de la actual provincia de Santa Fe.
El
11 de junio, a orillas occidentales del Plata trazando con su espada una cruz
en la tierra, funda la ciudad a la que bautiza como De la Santísima
Trinidad y Puerto
de Santa
María de los Buenos Ayres.
Son
setenta hombres entre españoles, criollos -hijos de españoles con madre guaraní
e indios guaraníes.
El
poblado debía disponerse de acuerdo a las Ordenanzas de 1573 de Felipe II: un
cuadrilátero rectangular con calles en dos sistemas de paralelas que se
cortaban entre sí formándose ángulos rectos como en el tablero del
ajedrez, que determinaban las manzanas.
Juan
de Garay calculó unas 250 manzanas en el trazado de la ciudad, lo que demuestra
el optimismo o la visión del fundador, ya que eran más manzanas que gente.
Unas
cuarenta y seis manzanas formaron el centro o la zona urbana y se parcelaron
cada una de ellas en cuatro solares para residencia de los "vecinos",
salvo las destinadas a la Plaza Mayor, la futura Plaza de Mayo, al Adelantado -luego El
Fuerte, y a los conventos de San
Francisco y de Santo Domingo
y a un hospital.
Un
cuarto de manzana se destinó al Cabildo y
a la Iglesia Mayor y al Jefe de Gobierno.
A
partir de ese núcleo céntrico que todavía existe, hacia las afueras del centro,
se entregó una manzana a cada uno de los pobladores que debían ser utilizadas
para hacer huertos de cultivos menores. Los trabajos de cultivo suelen estar a
cargo de unos pocos indios "encomendados", según cuenta José Agustín
García.
Quedaron
además sin repartir unas zonas que eran propiedad de la ciudad y luego se
otorgaron extensiones mayores de tierra en las afueras para cultivo de
cereales, eran llamadas chacras [<chácaras, ya con este término americano].
Como
vemos, desde el nacimiento estamos marcados por nuestros delirios de grandeza.
Los
fundadores elegirán el Patrono de
la Ciudad en un sorteo de santos y ante la bronca de los españoles sale un
santo que fuera un obispo de Francia, San
Martín de Tours. Los españoles hacen tres veces este sorteo porque San
Martín no sólo no era español, no era ni siquiera francés aunque hubiera sido
Obispo de Tours, era húngaro.
San
Martín se empeña en salir y sale hasta que los españoles se resignan.
Y
aquí tenemos un signo de la trampa que nos marcará y un anticipo de que
"dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires”.
Por amor a esta ciudad que quimérica,
sorprendente y perturbadora que muchos denuestan, pero en la que todos quieren
vivir, por su generosidad que hace que los porteños lo sean por pertenencia y
no por cuna -como Carlos Gardel, Ignacio Corsini, Alberto Marino, Julián
Centeya, Homero Manzi, Homero Expósito, César Tiempo, Horacio Ferrer y tantos
otros como mi propio padre-, con el orgullo ser porteña de cuna y crianza, vaya
el poema que Carlos Guido Spano, nuestro primer poeta
urbano, escrito cuando lo acusaron de traidor por haber estado contra
la guerra de la Triple Alianza:
¡Qué
me importan los desaires
con
que me trate la suerte!
¡Argentino
hasta la muerte!”
¡He
nacido en Buenos Aires!»
Glosa que Ismael Zeitlin, más conocido como César Tiempo parafrasea:
«¡Yo
nací en Dienepperpetrovsk!
¡Qué
me importan los desaires
con
que me trate la suerte!
¡Argentino
hasta la muerte!”
¡Yo nací en Dienepperpetrovsk!»
Vaya mi homenaje a
los porteños de nacimiento y a los de pertenencia con esta canción.