El día anterior nuestra vecina, Doña Noemí, nos había avisado que nos andaban buscando y que nos iban a matar, que nos fuéramos ya!!!
Era el 27 de agosto. Mi madre cumplía 52 años. Nunca más cumpliría años. Yo me despedí por teléfono y le dejé una pasta frola -que era el único regalo que le podía hacer- que había cocinado la noche anterior en el departamento de Estomba y la vía...
Nos había dado la plata para el viaje un amigo, un gran amigo, el padre de nuestro compañero el Churi, gente por la que vale la pena haber vivido. No teníamos ni para viajar en micro. Yademás, cuando vos nos fuiste a comprar los boletos, había que llevar doscientos dólares que también nos dio nuestro amigo.
Si no me equivoco salimos de Retiro, cerca de donde está el Sheraton. Mariano y yo solos con lo puesto!!! Vos nos acompañarte con El Tío como lo llamábamos, otro de nuestros grandes compañeros que ojalá ande vivito y coleando por el mundo...
Salió el micro y horas y horas y horas por rutas desconocidas. Fue en Uruguayana que Mariano dijo: "Prohibido está mal escrito"!!! Estaba en portugués. Él tenía cuatro años.
Nos esperaban en Río, pero inmediatamente nos llevaron a recalar en Muriquí, un pueblo de pescadores que parecía esos lugares que uno ve en las postales y que piensa que no existen...
Poco después nos mudaríamos a un departamento en Leme en Río de donde M. y yo partiríamos para Roma, gracias a Amnesty y a Caritas. Pero eso es otra historia.
A Río volvimos en el 84 de retorno a Holanda luego de la película De terugkeer con M. y después estuve otra vez en casa de amigos brasileros, amigos también por los que vale la pena la vida... a los que espero encontrar algún día en el ciberespacio al menos...
En Muriquí escribí en una libretita chiquitita que apenas cabía mi letra Refugio que posteé el año pasado...
Era como un paraíso...
Me debo la vuelta a Muriquí...
Algún volveré sin millones ni millonarios... Pero volveré!!! Eso espero... Y sin frente marchita...
Podré volver justamente gracias a la buena gente que la vida nos supo dar en tantos y tan diferentes lugares que nos deparó el mundo... Entre ellas, los que sin esperar nada nos dieron y nos dan algo, aunque sea, aliento y por supuesto, mi hijo, compañerito involuntario de aventuras y desventuras... vos y, por supuesto, mi madre... Y no es un tango... Tal um samba!!! Por qué não????
®© Ana Sebastián, de Memorias impertinentes.